1. Caso sin titular XLVI: la doble violación.


    Fecha: 11/08/2019, Categorías: No Consentido Autor: AcechadorLD, Fuente: TodoRelatos

    ... quedado a un puntito y eso le hacía sentir un cosquilleo en sus partes.
    
    Prefirió no hacerlo, prefirió esperar a su chico, así sería más intenso cuando volvieran a hacerlo.
    
    Se puso en una bandeja el tazón de leche con cacao y el último de los croissants, relleno de dulce mermelada de melocotón, y salió, dejándolo sobre la mesilla que había junto a la piscina.
    
    Regresó al interior y, como no sabía cuánto tardaría su chico, sacó del interior de su maleta, por primera vez desde que habían llegado, el quinto libro de su saga favorita.
    
    Desayunó tranquilamente, ojeando a ratos el libro, procurando que no le cayese ni una gota ni una miga.
    
    Absorta en el relato, se limpió bien las manos con una toallita húmeda que se había cogido expresamente, conociéndose como se conocía y sabiendo que no podría resistirse a la historia del libro una vez comenzase su lectura.
    
    Eso y que era, en general, bastante pulcra.
    
    El dejar las cosas del desayuno sin recoger, sobre la mesa, no contaba, ya lo recogería luego.
    
    Se tumbó junto a la piscina, en una de esas tumbonas plegables que, desde su llegada, no se habían molestado en recoger.
    
    Estuvo un rato leyendo, devorando la historia, mientras el sol iba calentando más y más conforme pasaba el tiempo.
    
    Debería de levantarse para ponerse una capa del fotoprotector, pero sintió pereza y, total, seguro que su chico estaría ya por regresar y ya vería entonces qué hacía.
    
    Lo que sí hizo fue despojarse de la parte superior del bikini, colgándola de uno de los brazos de la tumbona, así no tendría marcas en la piel y, a la llegada de su novio, aumentaría más la temperatura, y no precisamente por el astro rey.
    
    Notó, de reojo, el brillo de esos prismáticos que se habían convertido en una constante, en un espionaje permanente de ese vecino que debía de ser un auténtico baboso o, al menos, así se lo imaginaba.
    
    Le ignoró y siguió disfrutando de la lectura de su libro, demasiado interesante como para interrumpir su lectura por un cretino o para perder el tiempo volviendo a ponerse el sujetador.
    
    ¿Qué importaba si ese cerdo se hacía una paja mirando sus tetas?. Que disfrutase, no iba a sacar más y, de todas formas, les había visto follar, así que un par de tetas no suponían diferencia alguna.
    
    Enfrascada en la lectura, se sorprendió al escuchar un crujido metálico.
    
    Inmediatamente dejó el libro a un lado y miró a su alrededor, aunque no es que fuera a ver nada por allí, porque la puerta metálica estaba en otro lado que ocultaba la propia vivienda.
    
    Fue una reacción natural, acompañada de un acelerón en el ritmo cardíaco, pura inercia inducida por la adrenalina surgida en respuesta a ese inesperado sonido.
    
    Se mantuvo quieta, en silencio y, como no escuchó nada más y tampoco se oía el motor del coche de su novio, al poco se olvidó del tema, regresando a la interesante trama del libro.
    
    El agradable calor que sentía sobre el cuerpo, fruto de la acción solar, fue interrumpido por una sombra.
    
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