1. Consulta psiquiátrica


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Hetero Autor: ericaCL, Fuente: TodoRelatos

    ... receptiva, una mujer que no puede ocultar su placer cuando un hombre fuerte simplemente la toma.
    
    Una mujer que es a la vez fuerte y al mismo tiempo tan débil. Que tiene orgasmos al menor roce.
    
    César le pidió a Emilia que nos llevara a su casa mientras él me desnudaba en el asiento trasero. Y para cuando Emilia ya tenía el auto en el garaje de Ballesteros, yo gritaba mi necesidad.
    
    "¡Cogeme! ¡Cogemeeee!" Exigí.
    
    Cada caricia de mis senos blancos como la leche, cada movimiento de mis pezones hinchados, cada golpe de mi clítoris fue recibido con un gemido y un urgente arqueamiento hacia arriba de mi cuerpo. El coche apestaba a su sexo.
    
    Yo estaba tan, tan necesitada. ¡Abierta!
    
    Ni siquiera esperó hasta a llegar al dormitorio. En cambio, me llevó por las escaleras que conducían al segundo piso. Me dejó en el tercer escalón y luego se estrelló contra mí. Pene duro. Yo mojada. Ruidosos los dos.
    
    Soy una mujer que exige un hombre fuerte, un hombre grande, pero una vez que ese hombre me encontró no tengo defensas. No podía ocultar mi necesidad, mi placer. Y mientras él bombeaba su semen profundamente en mí, mi vagina se espasmó incontrolablemente a lo largo de toda la longitud de su pene.
    
    Emilia se unió a nosotros en la cama esa primera noche. También se le permitió unirse a nosotros a la mañana siguiente después de prepararnos el desayuno.
    
    Los tres cogimos todo el fin de semana.
    
    Última Sesión
    
    "¿Estoy realmente curada? ¿No es así?" Pregunté.
    
    No pude evitar notar el toque de arrepentimiento en mi voz. Estaba acostada con los brazos abiertos sobre su escritorio, su savia cremosa corría entre mis piernas. Mi triángulo púbico, unas doce semanas después de haber sido rapado, había reaparecido en todo su esplendor anterior.
    
    Durante las últimas ocho semanas, me había presentado obedientemente en su consultorio para la sesión asignada. Habíamos explorado mi necesidad sexual en todas sus ramificaciones. Habíamos discutido estrategias que me permitirían llevar una vida profesional exitosa incluso mientras me sometía a hombres fuertes capaces de tomarme.
    
    Me enseñó que mi supuesta aflicción era en realidad un don. Que a muy pocas mujeres se les concedió la posibilidad de experimentar el placer sexual que yo pude experimentar.
    
    Me cogió duro y largo. Semana tras semana. Me azotó y luego me llenó el culo de esperma. Me usó. De todas las formas posibles.
    
    Y hasta la última vez mi cuerpo respondió. ¡Cada vez! Yo siempre quería más. Cada semana salía tropezando de su oficina, siempre sin bragas, su semen goteando por mis piernas. Sonriente. Y luego volvía al trabajo y deslumbraba a todos en la empresa. Emilia me facturó mil dólares la hora por esas ocho semanas. Yo pagué sin quejarme.
    
    Por supuesto que Suárez no le contó a nadie lo que había pasado aquella tarde.
    
    Emilia también estuvo presente en todas las sesiones semanales. Nos filmó y participó. En una sesión, mientras yo cabalgaba a César, apareció su descarada hermanita ...