Consulta psiquiátrica - Relatos Eróticos

Consulta psiquiátrica

... entrado en Doctorado en la Facultad de Derecho si no lo hubiera obedecido".

César no pudo aguantar más. Completamente ajeno a mi presencia ahora sus manos fueron a la parte posterior de la cabeza de Emilia y forzó cada centímetro de su pene palpitante profundamente hasta su garganta. Yo miraba en silencio, sintiendo el deseo de tragarme el pene con el que su hermana estaba a punto de asfixiarse.

Cuando acabó, cuando el último chorro de esperma había salido de su verga, Emilia se apartó lentamente de él. Tanto yo como él pudimos ver el charco de crema blanca en la boca de su hermana cuando su miembro finalmente se liberó. Ella se volvió y me miró:

"¿Quieres algo?" Preguntó mientras el semen goteaba por la comisura de su boca.

"¡No! Por supuesto que no. ¿Qué estás haciendo?" Chillé cuando su hermana rozó sus labios a los míos.

Minutos después, con su crema pegajosa todavía en mis labios y con un hilo delgado colgando de la comisura de mi boca, huí de ese lugar.

Sesión 7

Una semana después César me dijo que nos encontraramos para almorzar en uno de los restaurantes más populares de acá. Era un local favorito de los pesos pesados del ámbito jurídico de nuestra ciudad. Por supuesto que era muy caro.

"¿Pago yo?" Fueron las primeras palabras que salieron de mi boca cuando me uní a él en la mesa.

"Hoy no. He arreglado para que alguien más pague." Dijo con una sonrisa.

"¿Alguien más? ¿Así que no podremos hablar con privacidad? ¿Con quién vamos a comer?"

"Con uno de tus colegas, de otra firma, alguien que ha hablado de tu brillante mente legal. Justo, aquí viene llegando: él es quien ha manejado los asuntos legales de la familia Ballesteros durante los últimos veinticinco años. Ahora es gerente general del mayor competidor de la firma donde tú trabajas.”

Miré por encima de mi hombro.

"¡Oh, Dios mío! Es el Dr. Superviel. No debería." Susurré mientras miraba alrededor del restaurante para ver si alguien nos estaba mirando.

"¿Por qué no?"

"Sabrán que comí con él, se preguntarán por qué."

"¿Quien?"

“Los directores.”

Al final resultó que tuvimos un normal y delicioso almuerzo.

"Él se va a enterar, César. Me refiero al Sr. Suárez." Le dije tan pronto como Juan se fue después del almuerzo.

"Es casi seguro que sí. ¿Por qué crees que lo organicé?"

"Pero..."

"Si no te nombra directora, al diablo con él." Dijo con indiferencia.

"Es un monstruo. Él no tiene miedo de tomar lo que quiere. Cuando quiere. A quién quiere. Todos los otros socios están aterrorizados con él. Él es el amo absoluto de la firma, el hombre que hace que todo funcione. De vez en cuando siento sus ojos reptilianos en mí. Sé lo que quiere.”

"¿Qué es lo que quiere?"

"Imagínate." Respondí en voz baja. "Quiere poner su pene grande y sucio dentro de mí."

"¿Es grande?"

"No sé. Supongo. No sé."

"Si te llama a su oficina hoy, quiero que recuerdes algo." Empezó. “Puede que te quiera como mujer. Incluso puede que te ...