1. Matrimonio exhibicionista. 1 de 2


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: vsop, Fuente: TodoRelatos

    ... rato hasta que pudimos serenarnos y volver a casa.
    
    Esa noche cenamos en casita, ninguno tenía ganas de salir. Siempre habíamos sido una pareja afectuosa, nos gustaba darnos mimitos y besos, pero lo que nos pasaba ahora no era normal. De pronto nos encontramos acariciándonos en cuanto estábamos cerca, nos besábamos en los labios a la mínima oportunidad. Nos surgió una necesidad por tocarnos. Después de la impresionante follada en el parking no había nada sexual en ello, era más como un intercambio de cariño, de amor. Me dormí feliz entre sus brazos, haciendo la cucharita con Toni.
    
    Desperté temprano como acostumbraba. Toni estaba a mi lado dormido profundamente con la expresión relajada. Me puse sin hacer ruido la ropa de deporte y las zapatillas de correr y salí a la calle para hacer mi ejercicio diario. He de reconocer que pensé antes de vestirme si ponerme algo provocativo, pero lo habitual me parecía suficiente. El sujetador deportivo y las mallas, todo bastante ceñido. En cualquier caso me propuse ir con Toni a una tienda de deportes por si había algo más revelador.
    
    Estaba llegando a casa de vuelta trotando cansinamente cuando me chocó ver nuestro coche aparcado en doble fila al lado del portal.
    
    —Sube — me dijo Toni al asomarme a la ventanilla.
    
    —¿Y eso? ¿Ha pasado algo? — pregunté inquieta.
    
    —No, no, tranquila, tú sube.
    
    Como me respondió con una sonrisa se me fue la preocupación y me senté a su lado. Arrancó sin decir nada ni contestar mis preguntas. Solo me dedicó una leve sonrisa. Al final me callé y miré el entorno. Sería lo que tuviera que ser.
    
    Observé que Toni cogió la carretera que circunvalaba la ciudad. Era una vía de varios carriles sin semáforos, que al ser domingo estaba bastante despejada y se circulaba con fluidez, aunque no por eso dejaba de tener tráfico.
    
    —Dame el sujetador.
    
    —¿Qué? — Toni había extendido la mano y esperaba.
    
    —Venga, dámelo.
    
    —¿Para qué lo quieres? — no acababa de entenderlo.
    
    —Para que no lo tengas puesto. Dámelo.
    
    Ah. Me recorrió un escalofrío. La frecuencia de mi respiración aumentó. Tardé unos segundos hasta que me solté el cinturón de seguridad y con las dos manos me lo saqué por la cabeza. Mis pechos bambolearon libres. Se lo di a Toni, que todavía esperaba con la mano extendida. Lo dejó en la guantera de su puerta y siguió conduciendo en silencio. Me volví a poner el cinturón.
    
    Íbamos por un tramo de tres carriles y observé que Toni nos ponía a la par del coche que circulaba por nuestra derecha, dejándonos cerca de él. Con el rostro arrebolado vi que el conductor me daba un desganado vistazo antes de volver a mirarme bruscamente con detenimiento. Toni mantuvo la velocidad unos segundos antes de acelerar y separarnos.
    
    Repitió la jugada con varios coches hasta que mi pecho subía y bajaba rápidamente y mis muslos se apretaban entre sí.
    
    —Bájate los pantalones hasta la rodilla, cielo.
    
    Lo dijo con indiferencia, como si me hubiera preguntado la hora. Lamiéndome los ...
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