1. Matrimonio exhibicionista. 1 de 2


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: vsop, Fuente: TodoRelatos

    ... mal. La verdad es que no me apetece — odiaba hacer la compra y él lo sabía —. Me da pereza solo pensar en cambiarme.
    
    —Y yo que creí que a lo mejor te gustaría salir con otra ropa.
    
    Al principio no lo entendí y le miré confusa. Tuvo que extender un brazo y apretarme un pecho para que lo captara. Puse mi mano sobre la suya y apreté un poco más fuerte. Sonrió con picardía.
    
    —Voy a cambiarme — me levanté de un salto con una risita escuchando la carcajada de mi marido.
    
    Entramos al super. Toni empujaba el carro que habíamos cogido en el parking y yo caminaba agarrada a su brazo. Para la ocasión me había puesto una minifalda y una camiseta sin mangas que tenía olvidada en el armario porque me estaba pequeña, demasiado apretada. Por supuesto iba sin sujetador.
    
    Mi chico me dio un codazo y me hizo un gesto con la cabeza. Miré donde indicaba y vi que mis pezones se marcaban en la fina tela. El aire acondicionado estaba haciendo efecto. Esbocé una sonrisa y seguí caminando con la cabeza alta.
    
    Mis primeras “víctimas” fueron dos chavales que examinaban la sección de bebidas. Sin fijarme lo que elegía pasé a su lado sacando pecho para atraer su atención y me agaché un poco más adelante y cogí una botella. Bueno, en realidad no me agaché, sino que me incliné sin doblar las rodillas dejándoles que tuvieran una perfecta visualización de mis nalgas únicamente cubiertas por la estrecha tira del tanga. Viendo de reojo cómo se daban codazos entre ellos volví con Toni y dejé la botella en el carro.
    
    El siguiente “sufridor” fue un señor bajito, como de sesenta años que estaba solo. Miraba la estantería intentando decidirse por algo cuando me puse a su lado, muy cerca, y estiré los brazos girada hacia él para coger algo del estante superior. El resultado fue que casi le saco un ojo con mis erectos pezones. Volví con Toni dejándole con la boca abierta.
    
    No sé muy bien qué compramos esa tarde, solo sé que provoqué muchas erecciones, caras estupefactas y algunas broncas entre parejas que provocaron nuestras risas disimuladas. A todo esto, como una fiel escolta, los chavales del principio nos siguieron a distancia todo el tiempo. Cuando nuestras miradas se cruzaban me sonreían ufanos. Yo les devolvía la sonrisa con un guiño al apreciar el bulto en sus pantalones.
    
    Terminé tan cachonda que no pude más. Obligué a Toni a abandonar el carro y le arrastré fuera del supermercado hasta el ascensor del parking.
    
    —Estoy empapada, necesito follar ahora. — le dije al oído cuando protestó.
    
    —Joder, Ana. ¿No te puedes aguantar?
    
    —No. Necesito tu polla.
    
    Al entrar al ascensor vi que los dos chicos llegaban corriendo con dos bolsas con botellas. No sé qué me dio según se cerraban las puertas, pero sin que lo viera Toni les hice un gesto con la mano pidiéndoles que nos siguieran.
    
    Ya en el ascensor aferré la polla de mi maridito sobre el pantalón.
    
    —¿Ya estás duro? — pregunté al apreciar su dureza.
    
    —Desde que hemos llegado, joder — respondió metiendo su ...
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