1. Matrimonio exhibicionista. 1 de 2


    Fecha: 10/08/2019, Categorías: Voyerismo Autor: vsop, Fuente: TodoRelatos

    ... pronto fue algo de los dos. Acordamos que mi vestuario se limitara a minifaldas y camisetas ceñidas o blusas a medio abotonar, por supuesto sin sujetador. En los momentos más insospechados me levantaba la falda como por accidente enseñando mi culo a cualquiera que mirara. O nos íbamos al cine y me hacía levantarme la camiseta sobre los pechos hasta que alguien se fijaba. O pedíamos comida a domicilio y tenía que salir a recogerla con solo las braguitas puestas. O quedábamos a comer con los amigos, cosa que hacíamos con asiduidad, y me tenía con los pezones duros todo el tiempo a base de insinuaciones sexuales y me sugería desabrocharme aún más botones de la blusa de lo que ya hacía. O… bueno, cualquier cosa que se nos ocurriera a cualquiera de los dos. Repetimos, eso sí, lo del coche por la circunvalación, aunque esta vez me obligó a mirar a los “vecinos” mientras me masturbaba y luego, en el polígono, me folló fuera del coche sentada en el maletero.
    
    Sé que a Toni le excitaba tanto como a mí exhibirme ante extraños o amigos, aunque él insistía en que lo que le gustaba era que me ponía tan cachonda que podía hacer conmigo lo que quisiera. Y en eso tengo que darle la razón. Si se la estaba chupando y me pedía correrse en mi cara la levantaba ofreciéndosela sumisamente y sonreía mientras me pringaba de semen. Si me quería follar en la ventana, le preguntaba en qué postura. Hasta la vez que me pidió utilizar mi culo, que salvo algún dedito ocasional estaba sin estrenar, me levanté corriendo al baño a por vaselina.
    
    Ya no tenía que ser yo la que provocara las situaciones, era él el que discurría nuevas formas de mostrar la piel de su mujer, el que me ponía cachonda con sus procaces órdenes y el que luego disfrutaba haciéndome cumplir sus más sucios deseos. Yo no le negaba nada. La dinámica se había invertido y mi inclinación exhibicionista ahora era suya y, cada vez que lo hacíamos, yo disfrutaba en grado sumo y luego me convertía en su zorrita sumisa anhelante de sexo. Se lo demandaba ansiosa y él me complacía cada vez de forma más pervertida.
    
    Resumiendo, nunca habíamos sido tan felices ni nuestro amor tan fuerte.
    
    Estaba sentada en el sofá con los pies en la mesa de centro. Había sido una semana muy dura en el trabajo y me apetecía parar un poco después de recoger la comida. Simplemente estar tranquila con los ojos entrecerrados.
    
    —Oye, cariño — me dijo Toni desde la puerta mirando el móvil —, me dice Felipe que viene a las nueve a ver el partido. ¿Te parece bien?
    
    ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! ¿Que si me parece bien?
    
    Felipe fue el que empezó todo, en nuestra casa y viendo un partido. Justo en ese momento recordé una expresión infantil que solía utilizar hace unos cuantos años : “se me ha hecho el culo Pepsicola”. Me espabilé instantáneamente y miré a mi maridito. La sonrisa traviesa en su cara me decía todo. Esa noche iba a haber espectáculo.
    
    Se me acercó hasta obligarme a separar las piernas y se arrodilló en el suelo entre mis ...
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