1. Vacaciones con la jefa 3


    Fecha: 14/05/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Virjal, Fuente: TodoRelatos

    ... la canción de Camila Cabello.
    
    La tomé de la cadera y la acerqué aún más contra mi cuerpo. Mi piel morena y la suya bronceada se unieron. Sus pechos pequeños se pegaron a los míos. Hundió su cabeza en mi cuello. Mis dedos hicieron lo mismo, pero aquella vulva. Los acaricié de atrás a adelante para sentir su humedad. Su clítoris ya estaba tan duro que pensé que intentaría penetrarme. Sus gemidos me imploraron que lo frotara. Y eso hice.
    
    —¡Mierda! —soltó cuando empecé a las caricias en su botoncito— Mi novio nunca me ha hecho esto.
    
    Seguí frotando, ahora con más velocidad. Su lubricación estaba resbalando por mis dedos, me empapaba toda la mano. Creí incluso que se estaba orinando. Sus resoplidos, sin embargo, todavía no eran los suficientes para indicarme tal cosa.
    
    —¡Ah… Ahh… Ahhh! ¡Por favor…! ¡Penétrame!
    
    Mis dedos se abrieron paso por entre sus labios menores y antes de darme cuenta, la vi sobresaltarse por sentir un par de dedos entrando. Abrió tanto la boca y puso los ojos en blanco que no pude evitar la tentación de meter la lengua en su interior en un claro acto de posesión.
    
    “¿Te gusta, puta?” quise preguntarle, pero no quise perder la oportunidad de devorarle la boca. Me mojaba los dedos conforme la poseía más y más. Yo sólo la penetraba al ritmo de sus gemidos y exhalaciones. Mis dedos eran delgados, pero largos. Llegaban a donde debían llegar para hacerla gritar aún más. Los curveaba para que gritara.
    
    Finalmente saqué mi lengua de su boquita. La miré con aquella satisfacción con la que Victoria me miraba cuando me tocaba. Era una sonrisa llena de arrogancia. Era una forma de decir “eres mía” sin siquiera abrir la boca.
    
    Le saqué los dedos. Ella me miró con ojos llenos de sorpresa en cuanto me sintió salir, pero no pudo decir nada porque para entonces yo ya la empujaba hacia la cama. Su vestido se enredó en sus tobillos, así que cayó sobre el borde. Su cabeza y torso estaban sobre las sábanas. Su culo estaba hacia arriba, como si me lo ofreciera.
    
    Y, por supuesto, yo lo aproveché.
    
    Lo tomé, lo abrí y pasé mi lengua desde abajo hasta arriba. Ahí estaba yo, arrodillada y lamiendo el coñito peludo de una camarista de hotel de lujo en la Bahamas hasta llegar a su culo. Me llenaba de lubricación. Si no fuera por los gemidos de aquella chica me habría detenido. Por suerte estaba limpio.
    
    —Por favor… más abajo…
    
    Bajé aun más y mi lengua recorrió aquella húmeda almeja hasta el botoncito que había frotado con anterioridad. Era un poco incomodo, la verdad, pero me gustaban sus gemidos y chillidos. Mi coño también se estaba volviendo loco.
    
    No pude esperar más. Hice que se diera vuelta sin levantarla. No podía creer lo que estaba haciendo, esa era la cama de Victoria y ahí estaba con esa empleada. La sirvienta se cubrió los pechos con las manos cuando quedó boca arriba. Su respiración no tenía ninguna clase de control. Estaba totalmente acalorada, alrededor de su boca se podían notar unos hilillos de saliva. Puse sus ...
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