1. Vacaciones con la jefa 3


    Fecha: 14/05/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Virjal, Fuente: TodoRelatos

    Al bajar del avión, la sobrecargo de cabello corto le lanzó una mirada furibunda. Las otras estaban tensas, pero Victoria apenas podía resistir la risa.
    
    No, amigos, la vida no es una película porno. No puedes llegar con cualquiera, tomarla de la mano y llevarla al baño a coger. Tal vez funcione si lo hace una mujer con un hombre, pero al revés, tal vez no funcione igual. Yo me gané una repentina bofetada que me hizo tambalear y golpearme contra la puerta del baño. Todos nos miraron y otras sobrecargos se acercaron para saber qué había ocurrido. Expliqué todo con verdades a medias y excusas tontas, me disculpé y me fui a sentar antes de que alguien me arrestara o algo parecido.
    
    Victoria quería reírse a carcajadas, pero no quería llamar la atención.
    
    —Eso le pasa a mi putita por intentarlo con desconocidas —dijo en mi oído —. Mejor ven aquí.
    
    Introdujo su lengua en mi boca como si mi espacio personal no existiera. Me tomó del cabello y tiró hacia atrás para separarse de mí cuando se cansó.
    
    —Estúpida —dijo.
    
    Cuando bajamos, y luego de evitar la mirada de la azafata, me apresuré a recoger la maleta de mi jefa. Entre más rápido saliéramos de ahí mejor. Una vez afuera, rumbo a la salida, vi un cartel con el apellido de Victoria. Lo vi pocos segundos antes de que ella soltara una carcajada animada y saliera corriendo hacia las dos chicas con un cartel en la mano.
    
    Ambas eran altas, hermosas y bien formadas. Una de ellas tenía el cabello castaño, una buena proporción de tetas y culo. Sus caderas anchas y cintura angosta le daban una figura de infarto. La otra, rubia, era un poco más alta, de figura alargada y mirada presumida. Le faltaba pecho, pero sus piernas largas las lucía a la perfección. Las dos llevaban un minivestido con el que robaban miradas de quienes las rodeaban.
    
    —¡Vicky, mi amor, por fin llegaste! —gritó la rubia en inglés.
    
    —¡Llevamos horas esperando! —exclamó la otra, la morena, también en inglés.
    
    Victoria corrió hacia ellas y las abrazó.
    
    —Por fin me escapé. Y traje un juguetito conmigo —me señaló.
    
    Las otras chicas me miraron de arriba abajo. Parecían relamerse los labios.
    
    —Es hermosa —dijo la rubia.
    
    —la quiero primero —dijo la otra.
    
    Victoria me tomó hizo una seña para acercarme más. Sus perfumes eran caros.
    
    —Ella es Chelsea —señaló a la rubia. Habló en español. Luego señaló a la morena —y ella es Maddie. Sus órdenes, son mis ordenes, ¿de acuerdo?
    
    Asentí. No sé por qué lo hice. Fue como un impulso.
    
    Ellas no dejaron de hablar. Se presumían regalos y compras. Lujos de lujos. Nunca me sentí más como una intrusa. Ellas parecían ser capaces de comprar cualquier cosa. Un reloj con diamantes era una compra de fin de semana, mientras que para mí significaría meses o años de salario.
    
    Subimos a un taxi. Era más como una van que como los taxis de cinco plazas de México. Las amigas de Victoria se sentaron a mis lados, mientras que ella en uno de los asientos de adelante. La combinación de perfumes ...
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