1. Vacaciones con la jefa 3


    Fecha: 14/05/2023, Categorías: Lesbianas Autor: Virjal, Fuente: TodoRelatos

    ... fue espectacular. Eran casos sin duda. Algo tan casual como recoger a una amiga en el aeropuerto ameritaba algo simple. Pero para ellas todo era simple. Podían conseguir lo que quisieran. Prueba de eso fue la mano de Maddie en mi pierna.
    
    —Parece asustada —dijo con voz melosa.
    
    —Hará lo que quieras, no te preocupes —agregó Victoria, presuntuosa—. Úsala si quieres.
    
    Me besó sin ninguna advertencia. Su lengua entró en mi boca al instante y su aliento se fundió con el mío. Era más un ejercicio de posesión que de amor. O mejor dicho, no había nada de amor. Sólo era juego previo. Juegos con un juguete.
    
    —Ay, por favor, Maddie. Eres tan cursi, ¡Úsala cómo se debe! —exclamó Chelsea justo antes de tomarme del cabello y separarme de Maddie.
    
    Creí que ella me besaría también, pero en vez de eso terminé en sus tetas. Había desanudado su caro y tropical vestido para que mi cara terminara sobre sus pechos. Debo admitir que eran enormes. Su piel cálida me sorprendió. En otras condiciones habría sido un acto tierno. Me sumergiría en ellas y sentiría su calidez. En vez de eso me costaba respirar.
    
    —Suck, bitch, suck —dijo Chelsea.
    
    Victoria soltó una carcajada.
    
    —Chúpaselas, putita.
    
    Logré lanzarle una mirada suplicante a Victoria, pero ella hizo un ademán relacionado de dinero con la mano.
    
    Cierto, necesitaba el dinero.
    
    Saqué la lengua y comencé a ensalivar aquellas tetas. Lo hice primero entre ellas y luego hacia las aureolas. Los primeros gemidos me indicaron que lo estaba haciendo bien.
    
    —Qué rico —dijo Chelsea en inglés. O, más bien, alguna expresión equivalente.
    
    Sentí un nuevo tirón del cabello. Me separaron de aquellas tetas blancas y me llevaron a unas más bronceadas. Maddy me metió una teta (grande y firme, pero no tanto como la de su amiga) en la boca. Abarqué tanto cómo pude, pero comprendí que ella quería que me concentrara en su pezón. Lo succioné, lo mordí un poco y lo estiré lo suficiente para hacerla gritar sin lastimarla.
    
    ¿Qué estaría pensando el conductor?
    
    —¡Oh, por Dios, qué rico! —exclamó.
    
    El taxi comenzó a bajar la velocidad.
    
    —Continuemos arriba, amigas —dijo Victoria en inglés. Se sacó la mano de debajo del vestido. Tenía el rostro acalorado y no por el sol caribeño —Celina, ayuda a bajar el equipaje —ahora habló en español.
    
    No tuve tiempo de controlar mi respiración. Al bajar del taxi yo seguía enrojecida y agitada. El taxista me entregó las maletas de Victoria y me lanzó una mirada extraña. Era como de vergüenza y lastima. Parecía entender mi situación.
    
    Justo en ese instante llegó el botones para llevar el equipaje. Las otras chicas, acostumbradas a no tener que esperar, entraron al hotel, donde recibieron saludos de un empleado y las llevaron a la recepción para el Check-in. Yo, como empleada que era, nunca me separé del carrito con las maletas, ni siquiera cuando subimos al ascensor. Victoria no dejaba de reír con sus amigas. Contaban chistes en inglés, seguras de que no les entendía. Claro ...
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