1. Destrozado


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... convirtiendo en otra persona, en una mujer mucho más abierta y complaciente.
    
    Al darse cuenta de lo sucedido, Celia volvió a tomar la palabra “Oye de eso nada, esto no se acaba aquí, tú te has corrido, pero que pasa con nosotras; ya te puedes esmerar y darnos a cada una un buen servicio, porque yo estoy tan caliente que voy a estallar”.
    
    Con lo cual, me cogió de la mano y me sacó de la piscina, viniéndose tras nosotros las otras dos chicas.
    
    Llegamos a las hamacas que tenemos puestas en una zona de la piscina y mientras yo me quedaba de pie, Celia se sentó y cogió mi pene, el cual ya había bajado a su ser y sin más miramientos se lo metió en la boca y se puso a chupar como una posesa. Silvia se tumbó en la hamaca de al lado y pensando que yo ya no iba a volver a funcionar, como me ocurría siempre con ella, se echo a dormir con las piernas entre abiertas y los brazos tapándole los ojos, para que no le molestara el sol. Celia se sacó mi pene de la boca y haciéndole señas a Maite le dijo que fuese junto a mi mujer, a la vez que decía en voz alta:”Silvia, no te muevas de cómo estas, que tu maridito te va a comer el coño”. Yo me dispuse a ir hacia allá, pero Celia nuevamente me retuvo y otra vez comenzó a chupar mi pene mientras entre las piernas de Silvia situaba su cabeza Maite. Silvia, aun pensando que era yo, abrió un poco más sus piernas para que se pudiese “trabajar” más a gusto y siguió con los ojos cerrados y los brazos puestos encima. Maite ni corta ni perezosa, y como si aquella no fuese la primera vez que lo hacía, abría poco a poco los labios de mi mujer y le metía le lengua hasta el fondo mientras Silvia daba grititos de placer. Al ver esto, mi pene comenzó a revivir nuevamente y empezó a pedir guerra, por lo tanto y dándose cuenta de ello Celia se tumbó en la hamaca y me puso a mí encima de ella, yo comencé a chuparle los labios, el cuello y a tocarle sus tetas grandes y con los pezones duros como piedras. Sentí como ella metía su lengua dentro de mi boca y como recorría mis orejas metiendo apenas la puntita, produciéndome un placer indescriptible. Baje por su cuerpo y llegue a sus piernas, las cuales abrí para introducirme en su cueva del placer, allí, noté como sus gruesos labios vaginales se abrían ayudados por sus propios dedos para dejarme entrar bien dentro. Metí la cabeza todo lo que me fue posible y me dispuse a tomar mi festín. Comencé a chupar a succionar y a tirar del clítoris y de los, labios mientras mi pene ya duro de por sí, seguía poniéndose más. Mientras esto ocurria oía a mi mujer en la hamaca de al lado como no cesaba de gemir y después de haber abierto los ojos y saber que era Maite la que se la estaba comiendo, como ella a su vez intentaba con sus manos llegar a las tetas de Maite para acariciárselas y darle las gracias por el placer que le estaba dando. Yo seguí a lo mío hasta que noté como Celia se corría por primera vez aquel día, a la vez que notaba que mi mujer también hacia lo mismo después de haber sido ...
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