1. Destrozado


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Nos habíamos enfadado porque tenemos una finca con una pequeña piscina en donde a mi no me gusta que venga nadie, ya que es mi sitio de descanso y excepto a la familia a nadie se le ha dicho que ese pequeño refugio es nuestro y sirve para que yo disfrute de la tranquilidad y el sosiego que me aporta, ya que mi trabajo como jefe de ventas de una gran empresa requiere mi atención y un tremendo estrés durante toda la semana. Así pues después de decirme mi mujer que aquella tarde de verano iban a venir dos de sus amigas a pasarla con ella bañándose en la piscina y tomando unos refrescos, yo había decidido, tras la discusión irme a la ciudad y dejarla a ella sola con sus amigas.
    
    La finca que tenemos es de apenas unos mil metros cuadrados, con una casita en la parte trasera y una piscina pequeña pero coqueta en la parte delantera de la finca. Esta está rodeada por un muro de piedra alto y aunque da a una carretera secundaria tanto el tráfico, que es muy poco, como la gente que pasea por allí no pueden ver lo que ocurre dentro de la finca. De la misma manera la piscina está rodeada de unos setos que la delimitan y que hacen que esté más recogida y aun sea más intima, pudiéndose entrar tan solo a través de una arco de hecho de plantas. La heredad se abre con un portalón de hierro del cual solo tenemos la llave mi mujer, mis hijos y yo, por lo tanto la intimidad dentro de ella es total y por eso, entre otras cosas, solemos andar desnudos en la piscina o cuando subimos a casa a comer o a coger algún refresco o algo de comer.
    
    Puestos en situación os diré que me marché a la ciudad muy enfadado y apenas si me acordé de coger el móvil y las llaves del coche.
    
    Anduve merodeando por uno de los centros comerciales y se me ocurrió entrar en una tienda a comprar unos pantalones que me habían gustado al verlos en el escaparate. Mi sorpresa fue cuando al intentar echar mano a la billetera me di cuenta de que con el enfado no la había traído ni tampoco mis tarjetas de crédito ni por supuesto llevaba un solo euro. Abochornado le dije al dependiente lo que había ocurrido y nuevamente deje la compra prometiéndole que volvería al día siguiente y me encaminé con todo mi disgusto para casa ya que no podía hacer nada en la ciudad sin un solo euro y sin tarjetas.
    
    Al llegar y tras abrir el portalón de entrada, oí a las amigas de mi esposa y a ella misma como jugaban en la piscina y cómo chillaban, con una media sonrisa aparqué el coche en el garaje y me fui a saludarlas sin sospechar ni por un momento lo que me iba a suceder allí.
    
    Cuando entré a través del arco de la piscina me tope que dentro de ella estaban las tres mujeres completamente desnudas y tanto por la sorpresa, pues no me lo esperaba como por mi asombro me quedé contemplándolas
    
    Mi mujer, llamémosle Silvia, tenía el pelo corto teñido de rojo con un moreno adorable de todos los días que llevábamos ya en la finca, el pecho un poco caído pues ya tiene 50 años pero una estómago firme y duro así como sus ...
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