1. El abuelo (Parte 5)


    Fecha: 09/08/2019, Categorías: Gays Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos

    ... como no había nadie nadé unos largos, mientras observaba que Anselmo me miraba complacido. Dejé de nadar y me fui donde él. Allí, dentro del agua, pasé mis manos por debajo hasta atrás de su escroto para acariciarlo, sentía yo cómo se estremecía Anselmo cuando le tocaba esa suave zona resbaladiza entre el ano y el pene; es la zona que me encargo de mantenerle sin pelos y él lo agradece. Me dediqué a chuparle la polla dentro del agua, y de vez en cuando sacaba la cabeza para respirar y volvía a mis deseos de chupapollas. La forma en que le chupaba ahora era totalmente el de una putilla. Anselmo estaba entrando en un estado de pura satisfacción, a la deriva, como mareado en el interior de una neblina de sexo, sólo que más excitado al darse cuenta que esto no lo haría con nadie mas que con él. Fue una realidad reflejada a través de mi mamada gimiendo silenciosamente con borbotones de agua que él solo veía y se hacía cargo de mi esfuerzo. Anselmo sentía mis mamadas, solo interrumpidas cada tres minutos en que yo salía a recoger unas bocanadas de aire. El sentía cada empuje de mi boca subiendo y bajando a lo largo de su polla. Disfrutar de esas sensaciones, sintiendo cómo me esforzaba por hacer que se follara mi boca dentro del agua. La operación duró más tiempo del que hubiera sido el habitual por mis descansos. Pero al final Anselmo interactuó cuando vio que mis esfuerzos me agotaban y se corrió cuando yo estaba contemplando su polla erecta y sus espasmos dentro del agua. Vi salir su esperma como hilos ondulantes que se alejaban pasando por delante de mi cara a su destino. Salí del agua para besar a Anselmo que estaba jadeando más fuerte de lo normal. Nos sentamos al borde de la piscina con mi cabeza sobre su pecho. De ahí pasamos a un banco, para contemplar a los bañistas que estaban entrando.
    
    Todavía sentados en el banco, una persona se destaca de los demás nadadores, porque nos está mirando como quien nos reconoce de algo. Se nos acerca y solo ahí me di cuenta se trataba de uno de los que disfrutaron de mi polla después en su boca y en su culo. Era un tío no tan gordo como sus compañeros, de pelo largo y suave y barba tupida, parecía más mujer de lo normal, lo que añadía cierta emoción a la idea de haberme dejado chupar la polla por un oso muy marica. Era sorprendentemente gentil, me acariciaba mientras hablábamos de nada y nos invitó a una copa, al acabar su descanso en la piscina. Nos invitaba él y sus amigos.
    
    Para estar a punto, fuimos al área de la ducha cerca de donde estábamos y nos envolvimos con la toalla, porque ya ellos salían. Vinieron todos, nos saludamos y salimos con ellos a la barra del bar. En el bar todos volvíamos a ser distintos, otros, me tomé mi whisky, Anselmo su copa de vino dulce. Conversamos mucho tiempo y decidieron todos que nos íbamos. Anselmo quiso que se lo anotaran a su cuenta, pero no lo consintieron. Lo agradecimos para otra ocasión.
    
    Después de ese agradable noche de sauna, subí las escaleras. No estaba ...