Juegos prohibidos (Capítulo 3) - Relatos Eróticos

Juegos prohibidos (Capítulo 3)

CAPÍTULO 3

El resto de la semana fue normal, en nuestros respectivos trabajos y no volvimos a mencionar a Blanca, aunque ambos la llevábamos, sin duda, en nuestros pensamientos... hasta que llegó el viernes y le consulté a mi chico.

- Oye, mañana es sábado. ¿Le has mandado el mensaje a Blanca?

- ¿Qué mensaje?

- Joder, de que venga a cenar. Ya lo tengo todo comprado. Voy a preparar algo rico, ya sabes que cuando me meto en la cocina.

- Pero ¿en serio quieres que Blanca venga a casa? Pensé que estabas de coña.

- Claro, es lo que habíamos hablado, ¿tienes miedo o qué?

- No sé, Silvia, ella es mi ex, ya sabes... Igual te sientes incómoda.

- Pero si fuiste tú el que quería invitarla.

- Ya, pero entonces no sabías que había sido...

- Una bomba... ya lo noté - terminé su frase.

- Me sorprende verte tan lanzada teniendo en cuenta...

- Mira, Blanca es una tía que formó parte de tu vida, pero de seguro que es una mujer impresionante, lo noté cuando me hizo el reconocimiento médico

- ¿Ah sí? ¿En qué sentido?

- No, nada, que era una mujer de la que de fijo se aprende mucho y seguro que se aprenden mogollón de cosas con ella, sobre todo porque es una médica y una tía que sabe bastante de sexo... ¿no?

- Sí, pero...

- A mí no me importaría que me volviera a hacer un reconocimiento íntimo pero intenso.

Dani me miró con cara de confusión, pero le dejé lleno de dudas e insistí:

- Me encantaría que viniera.

- ¿Estás segura de que no te sentirás celosa?

- Cielo, el pasado es pasado. Ahora pensemos en el futuro. Quizá nos montemos un trío y todo. - comenté a modo de broma, pero iba totalmente en serio.

- ¡Joder, Silvia!

- Venga, llámala. Creo que puede ser interesante, es una tía que me cae genial y después del polvo que hemos echado gracias a ella, más todavía.

Es posible que la presencia de Blanca me produjera celos o envidia o cualquier otra cosa, pero necesitaba volver a verla, volver a sentir sus manos en mi coño, incluso poder ir más allá y eso que mi chico parecía reticente. Aun a riesgo de que acabaran follando ellos dos y me dejaran tirada, necesitaba saber si lo que pasó en su consulta era algo más que una revisión médica y cosas que estaban en mi mente, pero era verdad que Blanca tenía una atracción y una fuerza increíble, lo había visto en su físico, en su manera de tratarme y ahora, después de follar con mi chico, todavía me apetecía más. Mi chico acabó aceptando gracias a mi insistencia y le mandó un mensaje que ella contestó confirmando esa visita.

A partir de ese momento estuve inquieta, nerviosa, sin saber cómo iba a reaccionar, tanto yo, como mi chico, teniendo en cuenta lo que significaba Blanca para ambos, aunque él ignoraba por completo lo que había sucedido entre nosotras dos.

- ¿Estás segura de lo de Blanca, cariño? - me preguntó Daniel viéndome tan inquieta.

- Claro, tengo muchas ganas.

- Te veo nerviosa.

- Bueno, no sé, quiero ser buena anfitriona. - disimulé, ...