1. Alicia en el país de las maravillas


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Incesto Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... Quizá: “Te deseo a ti, ranita”. Pero lo encuentro vulgar y lo desecho. Y hago bien, pues ella insiste. Se acerca a mi cara, y me vuelve a la memoria una canción erótica: Sólo fue eso, de Pussytrap. “Déjame tu cuerpo”.
    
    — Entonces, ¿qué le apetece?
    
    — Perderme en tus ojos.
    
    Y ésta le gusta. Se ríe, dando por buena mi solicitud y decide que sí, que me pierda en seguida. Me besa. Maravillosamente bien, tranquila, dulce, mucho rato. Juega con mi labio inferior chupándomelo, lo muerde ligeramente y tira hacia ella, hacia su boca. Después, de repente, lo suelta. Y yo aprovecho la oportunidad.
    
    — Te he traído una cosa.
    
    Me zafo de ella y cojo la bolsa de plástico. Está perpleja, los pezones le asoman entre los livianos pliegues del camisón. Pero no quiero perderme ahora en esa corriente. Abro la bolsa delante de sus ojos.
    
    — ¡No me lo puedo creer! ¿Sandía?
    
    — He ido a comprárselas a un amigo a la calle Dos de Mayo. Hacía un montón que no lo veía y me las ha regalado —le paso una de las rodajas y continuo— Tiene la mejor fruta de Madrid. “Aunque no peras como las tuyas”, quisiera añadir de broma, pero eso sería aún peor que llamarla “ranita”.
    
    Eva muerde la rodaja e, inmediatamente, recoge con la palma de la mano un poco de líquido que le resbala por la comisura de la boca. Me río y sé que he acertado con el detalle, y sólo entonces muerdo mi sandía. Es fresca, dulce, buena, con cuerpo. Eva sigue comiendo. Le gusta. Las devoramos mirándonos, sonriéndonos y pronto se convierte casi en una competición. Al final los arcos de cáscara se nos quedan en la mano, mientras seguimos masticando y el líquido fresco nos resbala hasta la barbilla. Ella deja su rodaja sobre la mesa y, sin secarse la boca, me besa de nuevo.
    
    — Ahora te comeré a ti.
    
    Me muerde la barbilla y lame alrededor de la boca, frenada tan sólo por mi incipiente barba. Eva, decidida, hambrienta, divertida, y más mujer.
    
    — ¿Sabes? Ya te deseé en el avión, pero ahora te deseo más…
    
    — Lo bueno se hace esperar —contesto con altanería, aunque su espera esté a punto de terminar. Entonces me acuerdo del móvil y lo saco del bolsillo para apagarlo.
    
    — Es la primera vez que quedo con un pasajero —afirma con aparente sinceridad.
    
    — Pues tú, en cambio, eras la única azafata que me faltaba.
    
    Eva intenta darme un bofetón que detengo al vuelo, y la beso, dulcemente. Finge que se ha enfadado y refunfuña.
    
    — Pero eres la primera con sabor a sandía.
    
    Sacude la cabeza divertida, risueña, y se libera de mi presa. Se sienta frente a mí con sus largas piernas cruzadas. Decidida, descarada, presumida. Luego se inclina hacia delante, alcanza la cremallera de mi pantalón y me la baja. Mete la mano allí donde sabe que ha de buscar. Me manipula sin dejar de mirarme a los ojos, desafiante. Y yo la contemplo sin inmutarme, sonriendo. Entonces, sin pizca de pudor, me la saca.
    
    — Con que ésta es la culpable… —denuncia, manteniendo mi erección prisionera de sus dedos.
    
    — Sí, y va a hacerte la ...
«12...789...19»