1. Alicia en el país de las maravillas


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Incesto Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... estos otros, son los que me quedan mejor… Nunca hay nada perfecto.
    
    — Pues llévate los dos. Yo te los regalo, para que te acuerdes de esta tarde tan divertida.
    
    — No, —dice de repente, y se me queda mirando, olvidándose momentáneamente de los shorts— si me los compras, pensaré en ti.
    
    En ese instante la pelirroja está mordiéndose la comisura del labio inferior, distraída en pensamientos completamente distintos, turbios, sudorosos, agónicos.
    
    Solo necesito un par de segundos para evaluar mis opciones.
    
    — De acuerdo, piensa en mí.
    
    Y Alicia da unas palmadas y vuelve a ser la niña feliz de antes.
    
    — ¡Pues me los llevo! —y, con entusiasmo, añade también unas Saucony blancas que, según dice: “¡Ahora son lo último!”.
    
    Vamos a la caja y pago todos sus caprichos con la esperanza de amortizar pronto mi dinero. Luego cojo las bolsas, le doy las gracias a la dependienta y salgo tras ella, que corre, salta, da vueltas sobre sí misma.
    
    — ¡Estoy encantadísima de haberte conocido! —dice con entusiasmo, cogiéndose a mi brazo.
    
    No digo nada, camino con las bolsas y, de vez en cuando, miro a mi alrededor, como si la gente me señalase, como si algunas mamás me mirasen con desdén y muchos hombres se rieran de mí. Pero no es así, todo el mundo piensa en sus cosas, la gente camina alegre y divertida, deprisa o distraída, enamorada o soltera, pero nadie se fija en mí. Entonces exhalo un suspiro de alivio y empiezo a reírme de mí mismo.
    
    Entonces vuelvo a recordar otra escena de “Pretty Woman” y enseguida me preocupo. “Una buena película que sólo tiene un preocupante defecto, al final Richard Gere acaba enamorándose de aquella prostituta”.
    
    — Ya está bien de compras, ¿no? —me dice.
    
    — Sí, ya está bien.
    
    Alicia camina a mi lado, siguiendo el paso. Ahora parece más seria, tranquila, más mujer. A continuación, saca del pequeño bolso un brillo de labios rojo y se lo pone. Noto claramente un olor dulce que mi cerebro, arbitrariamente, asocia con el sabor a fresa.
    
    — ¿Te apetece ver mi apartamento? Está aquí cerca. Si quieres, te invito a un aperitivo.
    
    — Por mí, perfecto.
    
    — ¡¡¡BIEN!!!
    
    Sin embargo, Alicia se detiene sólo unos metros más allá, y se me queda mirando con una expresión indescifrable. Logra hacer que me asuste, que crea que me estaba tomando el pelo o, peor aún, que voy a despertarme en cualquier momento.
    
    — ¿Ocurre algo?
    
    — Sí… —y, desternillándose de risa, la muchacha señala unas viejas puertas de forja— Es aquí.
    
    A continuación, entramos en el portal, vamos hasta el fondo de un estrecho pasillo y ella llama a un ascensor que ya no es viejo, sino antiguo. Mientras subimos y subimos lo noto vibrar, titubeante, exactamente igual que yo. Siento confusión, incertidumbre, excitación y un ligero vértigo. Pero a medida que vamos subiendo es como si fuera despojándome de todos esos sentimientos inútiles, pero el ascensor ya ha llegado, es demasiado tarde.
    
    Mientras ella cierra la puerta, me quedo mirando un pequeño letrero ...
«12...131415...19»