1. Alicia en el país de las maravillas


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Incesto Autor: AlbertoXL, Fuente: TodoRelatos

    ... Total, ya está todo claro, ¿no? Me ha enviado mi madre y me ha dicho que hablara con vosotros. Si hay algo que hacer, yo lo hago, sólo tenéis que decírmelo. A mí me encantaría salir en la tele, pero no en algo demasiado importante que si no luego no podré seguir haciendo mi vida y, además, tampoco creo que mi madre quisiera. ¡Qué a mí me gustaría ser famosa, desde luego!, pero más adelante…
    
    — Pero si tu madre no quiere…
    
    — Bueno, ya, pero eso es porque ella se cree que aún soy demasiado joven —se ríe de forma exagerada— Bueno, es cierto que aún no he cumplido los veinte, pero no llevo una vida fácil. No mola nada pasarse todo el día de aquí para allá sin dejar de sonreír. Hay noches que no me tengo de pie de puro sueño.
    
    — No, claro, me imagino que debes estar cansada de que te traten como a la chica de los recados.
    
    — ¡Exacto! —exclama incrédula, sorprendida de que haya comprendido lo que intentaba decirme, y se queda pensando un momento— ¿Sabes qué me gustaría? Una serie, como Ana de Armas en “El internado”. ¡Si me conseguís algo así, me haríais inmensamente feliz! —y entonces se encuentra tan emocionada y tan cerca de mí que me abraza sin que yo pueda hacer nada para impedirlo.
    
    Aunque no llego a corresponder su gesto, dejo que lo haga, sorprendido por su entusiasmo, y por esos cabellos desparramados sobre su pecho, excesivo para una muchacha tan endemoniadamente frágil. Y me quedo así, con los brazos abiertos, sin saber muy bien qué hacer, y me viene a la cabeza un libro que leí el pasado invierno. “La verdad sobre el caso Harry Quebert”.
    
    La protagonista es Nola, una chica muy jovencita que se enamora de un escritor veinte años mayor que ella. Tiene a todo el pueblo en contra, pero ella no deja de hacer cosas para reafirmar la autenticidad de su amor. “Esas cosas solo ocurren en los libros”, pensé entonces. Ahora, en cambio, me siento parte de la historia, parte de un encuentro fuera de lo común, de modo que no sé qué hacer mientras ella me abraza.
    
    — ¿Quieren tomar algo?… Oh, disculpen.
    
    Cristina, en la puerta, se ruboriza al encontrarnos así. Está desconcertada. Alicia se aparta de mí, le sonríe y se encoge de hombros. Afortunadamente encuentro las palabras adecuadas, o eso creo.
    
    — Alicia me estaba dando las gracias porque quizá consigamos hacer realidad uno de sus sueños.
    
    Cristina asiente.
    
    —Sí, por supuesto —y tras dejar el contrato de Alicia sobre la mesa, desaparece aún más rápido que ha aparecido.
    
    En cuanto cierra la puerta, nos echamos a reír, aunque una vez recuperamos la compostura, Alicia no deja pasar la ocasión de subrayar:
    
    — No estaba haciendo nada malo, ¿verdad?
    
    — No, no.
    
    — Oye, ¿por qué no me acompañas al centro? Hay liquidación en H&M y tengo que pasarme antes de que lo arrasen.
    
    No pestañeo del desconcierto, pero apenas vacilo.
    
    — Claro, faltaría más.
    
    Salimos de la oficina ante la incredulidad mal disimulada de Cristina.
    
    Sonrío y le entrego a Alicia un casco. Lo hago con esa ...
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