1. Un día de mierda - 5


    Fecha: 07/08/2019, Categorías: Bisexuales Autor: MadridRelatos, Fuente: TodoRelatos

    ... tetas, succionando con ganas cada uno de los pezones que se le habían puesto completamente erguidos. Luego la giré haciendo que apoyase los brazos sobre la encimera y subiéndole la falda hasta la cintura, apoyé mi rabo sobre la raja de su culete.
    
    Lo bueno de follar en la cocina es que tienes a mano un montón de complementos, así que alargué el brazo y eché mano a la aceitera dejando caer un buen chorro de aceite sobre mi aparato y otro poco sobre la parte posterior de su culazo que restregué con los dedos para embadurnar bien el ano. Apoyé la punta sobre su entrada trasera y presionando poco a poco terminé por meterle el glande dentro.
    
    Maité gimió probablemente mezcla del placer y del dolor que le provocaba pero no se quejó ni me dijo que parase así que poco a poco fui apretando hasta que terminé por metérsela toda.
    
    Quédate quieto, me pidió. Quiero sentir tu vello haciéndome cosquillas en el culo.
    
    Me quedé quieto un momento tal como ella me había pedido pero enseguida empecé a bombear. Me encantaba sentir los cojones chocando contra sus nalgas en cada embestida y la presión que su esfínter provocaba en cada milímetro de mi verga. Noté como Maite llevaba la mano derecha a su entrepierna y empezaba a frotarse mientras jadeando fuerte anunciaba su corrida.
    
    Córrete tú. Me pidió.
    
    Me has jodido Maite, me has jodido liándote con ese hijo de puta, le repliqué encendido mientras la sodomizaba y a punto de descargar dentro de ella.
    
    Maite soltó un bufido propio del orgasmo intenso que estaba sintiendo y a mi me estaba llegando también. Notaba como la leche iba subiendo por el tronco de mi polla a punto de explotar así que se la saqué y empujándola de rodillas descargué sobre su cara dejándola bañada completamente en lefa.
    
    Maite me miró con cara de sorpresa al principio, pero sonriendo después. Aquello era habitual entre nosotros. Volvíamos a ser pareja, así que me cogió el rabo y empezó a limpiarlo con la lengua y a succionarlo para extraer hasta la última gota de mi corrida. Luego se puso en pie y mostrándome la boca abierta, llena de mi leche, me sujetó la cabeza para plantarme un morreo en el que mi semen pasó de una boca a otra con cada lengüetazo que nos dábamos.
    
    Sabía que te iba a gustar, dijo ella riéndose después de que nos hubiésemos tragado los últimos restos
    
    Me quedé mirándola un segundo. No sé porqué, pero en ese momento, ese comentario que acababa de hacer me dio mala espina. Es verdad que a mí habitualmente no me gustaba probar mi propio esperma. Me sabía mal. Pero también es cierto que lo de compartirlo no era la primera vez que lo hacíamos. Aún así me llamó la atención la forma en la que lo dijo.
    
    Nos metimos juntos en la ducha. El desenfreno dio paso a una reconciliación llena de abrazos, besos y declaraciones de amor. Nos queríamos y en el fondo, seguíamos siendo dos pervertidos que de una u otra forma, perdonan las infidelidades del otro porque se conocen y saben que lo del sexo, a veces, se les va de las ...
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