Un día de mierda - 5 - Relatos Eróticos

Un día de mierda - 5

... habría visto alguna foto mia, descubriendo que se estaba tirando a la mujer del tipo con el que había tenido una noche de sexo hacía muchos años. Hasta la propia Maite podría haberle enseñado alguna foto y con menor problema aún, Javier habría conseguido mi número de teléfono. Luego cuando se hubiera enterado de que yo les había visto en la salida del gimnasio, porque seguro que Maite se lo habría contado, probó a enviarme el video en el que se masturbaba enseñando su cara durante un segundo. Si le hubiese reconocido como al tío que se besaba con mi mujer en la puerta del gimnasio, seguro que no hubiese quedado con él o lo hubiera hecho de otra forma.

Además debió ser casualidad pero aquel día llevaba barba, de eso estaba seguro, y tanto en la foto de Linkedin como por supuesto en persona, se había afeitado así que quizá era consciente del riesgo de haber sido reconocido.

En cualquier caso, tenía que hablar con Maite. Se lo había prometido a mis hijos pero ahora se había vuelto más necesario que nunca. Lo que no tenía nada claro era cómo plantear el asunto… ¿Qué le iba a contar? ¿Qué su amante era bisexual y se acostaba con hombres mientras seguía con ella?... ¡¡Si al final con el que se había acostado era conmigo!! … ¿Y si no le decía nada a Maite del asunto? Igual terminaba aburriéndose y dejando a Javier sin enterarse de que él y yo nos habíamos acostado un par de veces… ¿Qué haría Javier? ¿Intentaría seguir manteniendo la relación con Maite y conmigo asumiendo que nuestra separación sería definitiva y que yo no tenía ni idea de que él era el amante de mi mujer?

Me veía incapaz de desmontar el embrollo y a lo tonto era ya casi la una de la madrugada. Iba a enviarle un mensaje a Maite para quedar con ella antes de irme a dormir pero luego caí en la cuenta de que el “compromiso” que había mencionado Javier, bien pudiera ser que había quedado con ella. Me importaban una mierda las horas y el compromiso, así que le envié el mensaje.

Dos días después, llamaba al timbre de la que seguía siendo mi casa aunque llevase casi un mes fuera. Habíamos decidido quedar allí para hablar y hacerlo a la hora de la comida ya que Toño no volvía a casa hasta por la tarde. Maite salió a recibirme aún vestida con ropa de trabajo. Debía de haber llegado hacía poco.

¿Has perdido las llaves? Me preguntó según entraba en casa

Quería llamar antes por si no estabas o por si te pillaba mal, le respondí

¿Por si estaba aquí con mi amante? Respondió ella desafiante

Imagino que sabiendo que yo iba a venir, no lo tendrías por aquí. No eres tan retorcida.

La cosa empezaba mal, pero me había mentalizado para mantener la cabeza fría durante nuestro encuentro. No quería dar lugar a ninguna discusión, donde siempre ganaba ella, ni quería utilizar información de más, como lo que sabía de su amante, pero verla de nuevo me estaba ablandando. No podía evitar seguir queriéndola y seguir pensando que ella, era lo mejor que me había pasado en la vida.

¿Cómo ...