Un día de mierda - 5 - Relatos Eróticos

Un día de mierda - 5

... estás? Le pregunté. Los chicos me han dicho que estuviste de baja.

¿Después de casi un mes sin dar señales de vida te preocupas por mi?

Maite… no te hagas la víctima, por favor. Hemos vivido 25 años juntos ¿No te pensarás que me da igual lo que te ocurra?

Maite se frenó un poco. Sacó de la nevera un par de latas de cerveza y se sentó en una silla de la cocina. Yo me senté enfrente de ella.

Has venido a preparar lo del divorcio, me supongo, me dijo de sopetón

Aquello me jodió. Quería hacerse de nuevo la víctima y que fuese yo el que tomase la decisión de divorciarnos. Una decisión que ni se me había pasado por la cabeza hasta ese momento.

No he venido a verte por eso, le dije. Ni siquiera me lo había planteado. He venido a verte para comprobar que estabas bien. He venido para asegurarme que Toño y Diego van a seguir teniendo a una madre que les quiere y se preocupa por ellos y he venido para intentar saber qué ha pasado entre nosotros.

Maite se puso en pie y le pegó un trago a la lata de cerveza

Si se te ocurre por un solo segundo, pensar que me puedes quitar a mis hijos te juro que te haré la vida imposible, me dijo desafiante.

Aquello se estaba complicando. Maite estaba retorciendo mis palabras y poniéndose a la defensiva cuando yo no estaba buscando una confrontación.

Maite, nuestros hijos son mayores de edad y, afortunadamente, han salido a su madre. Se independizarán más pronto que tarde. Yo no te los voy a quitar. Ni puedo, ni quiero. Serán ellos los que se marchen, aunque me temo que por muy lejos que acaben, te van a seguir queriendo igual que hasta ahora, no me seas melodramática.

Parecía que aquello le calmó un poco y volvió a sentarse.

¿Qué vas a hacer? Me preguntó.

¿Qué qué voy a hacer? No tengo ni idea, le contesté. La que ha roto lo nuestro has sido tú. El que se ha quedado solo he sido yo, que tengo que empezar desde cero y no va a ser fácil. Los hombres somos mucho más zoquetes y más dependientes. Mira a Toño, le dije sonriendo. Deberíamos haber tenido niñas.

Maite sonrió también. Parecía que estaba relajando la conversación.

La que tiene que decirme que va a hacer eres tú, le dije. Imagino que te irás a vivir con tu novio. O que se vendrá él a vivir aquí contigo y con los chicos.

Maite me retiró la mirada y se volvió a levantar. Algo de lo que había dicho le había dolido, eso no me lo podía ocultar. Me pareció que lo de ella con Javier, si es que era realmente su amante, no pasaba por el mejor momento. Le pegó otro trago a la lata mientras seguía de pie apoyada en la encimera.

No entiendo lo que has hecho ni cómo lo has hecho, me dijo para mi sorpresa porque parecŕa dar a entender que pillar a tu mujer besándose con otro fuese lo más normal del mundo.

¿No me entiendes? Le pregunté con cara de asombro ¿Tú qué hubieras hecho si hubiese ocurrido al revés?

Eso ya ha ocurrido y yo, ni me fui de casa, ni te monté ningún pollo y es más… nunca te lo he echado en cara

Me quedé de ...