1. El Regalo: Senderistas, Una cita y dos Garrulos


    Fecha: 02/08/2019, Categorías: Incesto Autor: Atlas, Fuente: TodoRelatos

    ... todavía no hemos terminado.
    
    Pedro trajo una banqueta de madera que pusieron debajo de la tripa de María, luego la sujetaron con dos cinturones, forzándola a quedarse a cuatro patas.
    
    — Dejad que me levante.
    
    — Tranquila puerca, cuando terminemos contigo te podrás levantar.
    
    Se desnudaron los dos y se sirvieron una copa de orujo cada uno, María les miraba como hablaban entre ellos, ignorándola por completo ya empezaba a resultarle incomoda la postura, además sentía como las corridas se le estaban secando en la espalda y se sentía sucia, afortunadamente el escozor de las ortigas casi había desaparecido. Al cabo de un rato Herminio volvió a hablarle.
    
    — Hemos sido muy desconsiderados no le hemos ofrecido un poco de orujo a nuestra invitada.
    
    Herminio sirvió un vaso, pero cuando la mujer esperaba que le diese de beber, vio como se colocaba a su espalda. Con una sonrisa perversa mojó los dedos en el licor y empezó a acariciarle el coño.
    
    — Ya verás que rico.
    
    María sentía calor en el coño, el licor le estaba transmitiendo una sensación de ardor que empezaba a ser insoportable, a pesar de todo con la calentura el coño se le empezó a mojar y cuando el paleto empezó a masturbarla con dos dedos se la encontró completamente empapada.
    
    — Ves como te gusta, mira que eres cerda.
    
    No contestó, le estaba gustando lo que le hacía, le gustaba mucho, pronto no pudo acallar los gemidos.
    
    — Jojojo, parece que la cerdita ya está lista para otra monta.
    
    La desataron, Herminio se tumbó en el suelo con la polla mirando al techo. María colocó un pie a cada lado de su cuerpo y empezó a bajar, el coño hizo contacto con la polla, él la agarró por la cintura y la ayudó a bajar hasta que estuvo completamente empalada. Empezó a subir y bajar follándose ella misma.
    
    Pedro miraba como la cerdita que habían conseguido se follaba a su hermano, él también estaba ya recuperado y lucía una buena erección, cogió el cinturón y empezó a descargarlo sobre la espalda de la mujer.
    
    — ¡Vamos Jacaaaaaa! Galopaaaaa.
    
    María no podía huir de los correazos, Herminio la mantenía firmemente sujeta por las caderas sin dejar de follarla, entre los golpes y la follada que estaba recibiendo se volvió a correr y se desplomó sobre el pecho del hombre.
    
    Los correazos se detuvieron repentinamente, María jadeaba recostada, cuando Herminio la abrazó pensó agradecida que era un gesto cariñoso. Esa impresión desapareció rápidamente cuando Pedro le separó las nalgas para volver a metérsela por el ojete.
    
    Doblemente clavada María no se podía apenas mover, los dos garrulos se acompasaban para que cuando una polla salía otra entrara, se notaba que no era la primera mujer a la que le daban ese tratamiento, ella con la boca abierta emitía gruñidos inconexos. Los paletos la trajinaban con energía llevándola de orgasmo en orgasmo.
    
    Cuando al fin la liberaron, la dejaron tirada en el suelo mientras se pajeaban con fuerza, pronto la bañaron con sus corridas dejándola todavía más ...