Acuerdo en tacones - Capítulo 5 - Relatos Eróticos

Acuerdo en tacones - Capítulo 5

... prometo que lo he preparado concienzudamente y voy a darlo todo para convencerles de que nuestra propuesta es la mejor... Si todo termina bien, y ganamos el proyecto, ya habrá tiempo de celebrarlo como merece ¿no cree?

Elena, con su ceja levantada, con su maliciosa sonrisa, y seguramente, jugando con su pie bajo la mesa... esperaba la respuesta de nuestro cliente. Hasta que por fin respondió con su sonrisa de tiburón:

- Muy bien, lo entendemos perfectamente, y tiene usted razón señorita... ¡yo tengo ganas de verla mañana en acción!

Elena volvió a sonreír con cierto aire de timidez, que le daba un aspecto más atrayente todavía.

- Entonces no se hable más, ha sido un placer señores, nos vemos mañana en su oficina a las 10 de la mañana ¿no es así? - comentó ella levantándose y haciendo que todos lo hiciéramos a continuación.

Nuestras miradas se dirigieron inmediatamente a ese centro de atención que era Elena.

- Así es, como ya sabe – dijo Oscar - nuestras instalaciones están en el Paseo Reforma, allí les esperamos. Ha sido un placer disfrutar de su compañía, ¡especialmente la suya, Ingeniera!

- Muchas gracias, ingeniero, es usted muy amable - comentó ella mirando el bulto que parecía destacar bajo el pantalón de él.

- Elena, en serio, me ha encantado disfrutar de su compañía esta noche, espero que descanse y le podamos ver mañana de nuevo. Buenas noches a ambos. - añadió Oscar lanzádome una mirada fugaz.

Seguidamente, salimos todos hacia la calle en donde nos esperaba nuestro taxi para llevarnos al hotel, y allí mismo nos despedimos de nuestros anfitriones. Elena se acercó a cada uno de ellos, para darles un respectivo beso, poniendo sus labios muy cerca de cada uno de los de ellos y finalizar, aprovechando la oportunidad, dando su último pequeño espectáculo, que era caminar sensualmente hasta el taxi, y colarse en él, pero no de cualquier manera, al hacerlo, con un movimiento lento, abrió sus piernas, ofreciendo una visión espectacular de su coño húmedo cubierto solo por la fina tela se sus pantys, y toda su pierna derecha estirada y con su pie aun en el suelo, mientras la izquierda estaba dentro del coche, todo ello, mirándoles a los ojos, uno a uno a cada miembro del equipo, sonriéndoles amablemente, como si no se diera cuenta de ello, pero yo tenía claras sus intenciones y lo mucho que estaba disfrutando con ello.

- ¡Adiós caballeros! ¡que descansen! -se despidió metiendo la otra pierna lentamente.

- Buenas noches, señorita - respondieron todos sonrientes al unísono, sin despegar la vista de esas piernas y sin poder ocultar la evidente erección bajo sus pantalones... no muy distinta a la que tenía yo, claro.

Cerré la puerta del taxi, dejando a esos tipos realmente impresionados y tras enviarles un saludo con mi mano, le dimos la dirección del hotel al taxista.

- ¡Buff! ¡Elena, menos mal que nos vamos! ¡Les has puesto a todos a cien! Si nos quedamos un minuto más no sé cómo iba a terminar esto hoy... - le ...