1. Merche y sus guarradas en el mercado


    Fecha: 11/02/2023, Categorías: Fetichismo Autor: Cerditoescritor, Fuente: TodoRelatos

    ... mucho el correrse ya que tenía poco aguante. Encima que lo que estaba viendo en esos momentos en vivo jamás imagino que podría vivirlo.
    
    Mientras Antoñito cerraba el tupper, Merche que seguía caliente como una puta zorra, se magreaba con el pescadero impregnándose de la peste a pescado y sudor que desprendía aquel viejo gordo.
    
    La barriga peluda se descolgaba sobre la cintura de la rubia limitando los movimientos de ella. Se comían la boca con lujuria asquerosa y se llenaban de baba los cachetes y la barbilla.
    
    -Abre el coño, guapa – dijo el pescadero mientras con su mano de forma dificultosa sacaba algo de la bolsa de plástico.
    
    El coño abierto de Merche estirado por ambos lados por sus dedos y con la pipa totalmente hinchada, parecía una cueva. Cueva que sirvió de refugio a un calamar. Calamar guiado por la mano del pescadero que introdujo los 30 cm de su cuerpo en aquel coño quedando afuera la parte de los tentáculos donde era sujetado por Tomás. A Merche le llegó el olor fuerte a pescado cuando apenas le dio tiempo a reaccionar y ya tenía aquel bicho en su interior. La sensación nueva para Merche le hizo rápidamente cerrar los ojos y jadear. Era algo entre viscoso y resbaladizo. Frío pero caliente a la vez. A lo que se le sumaba el roce de los tentáculos por el exterior de su coño.
    
    Todos miraban fijos semejante espectáculo sin saber si quizás ya era demasiado para aquella guarra.
    
    -Méteme algo en el culo – fue la frase con la que Merche arrancó las risas de todos y sirvió para comprobar que su guarrería no tiene límites.
    
    Sin dejar de follarle el coño con el calamar y sin dejar de comerle la boca, Tomás hurgó como pudo en la bolsa. Merche con su mano en el aire esperaba ansiosa lo que fuera para calmar su calor anal.
    
    Una anguila de 40 cm colgaba de la mano del pescadero. Sin pensarlo la rubia se la arrebató de la mano y buscando la cabeza del pez, la agarró por la mitad para que se convirtiera en una polla marina de unos 20 cm. La follada asquerosa que se estaba produciendo llevó al límite a todos.
    
    De nuevo todos estaban empalmados pajeando sus pollas. La peste a pescado terminó por imponerse al resto de desagradables olores. Era tal el límite de calentura de aquella hembra que no pudieron aguantar mucho más. El pescadero se incorporó torpemente quedando de rodillas y con su polla ante la cara de Merche. Su pequeña polla no llegaba ni a descapullarse entera por lo que cuando comenzó a correrse como un cerdo, manchó toda la cara y pelo de la rubia. Se corrió a goterones espesos de leche caliente que salpicaban por doquier. La rubia que comenzaba también a correrse buscaba con su lengua cazar en el aire alguna gota de lefa. Soltó la anguila que llenaba su culo quedando colgando la cola del pez y agarró ella misma el calamar para follarse con el ritmo frenético que necesitaba para culminar su corrida y que el gordo pescadero no podía darle con su torpe mano.
    
    -Me corro aghhh ahhh me corro como una perra… aghhh – gritaba ...
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