El Regalo: Conociendo el Establo - Relatos Eróticos

El Regalo: Conociendo el Establo

... a ella y le puso la polla delante de la cara.

— Ahora te toca a ti zorra.

María abrió la boca inmediatamente, abrazó la polla que se le ofrecía con los labios y empezó a mover la cabeza adelante y atrás. Sus esfuerzos rápidamente dieron sus frutos y el pene morcillón que había entrado en su boca se endureció. Ella echó la cabeza hacia atrás y le pasó la lengua por el amoratado glande. Estaba lamiendo la polla como si fuese un helado cuando Miguel se apartó de ella.

Miguel la desató del banco y soltó el extremo de la cuerda que estaba sujeto a la argolla de la pared. María se puso de pie con cuidado, el trozo de madera que salió de su culo le dejó una sensación de vacío y un cierto alivio. La llevó hacia la mesa tirando de la cuerda y la hizo apoyar los codos dejando el culo en pompa.

La mujer esperaba expectante con el coño empapado, el primer fustazo en las nalgas la cogió por sorpresa, giró la cabeza y se encontró con que Miguel tenía el vergajo en la mano. No fueron muchos los vergajazos que le dio, pero el culo de María ardía y lucía unas llamativas líneas rojas cuando se detuvo.

Unas fuertes manos la agarraron por las caderas y la polla dura como una piedra de Miguel se clavó en el chorreante coño de María. Ella disfrutó de la penetración y empezó a gozar en cuanto él empezó a moverse, pero las intenciones del chico no pasaban por ahí, solamente buscaba lubricarse la polla con los jugos de María. Miguel sacó la polla y cambió de agujero con un único empujón.

— Que abierto te ha quedado el culo zorrón.

María sentía la polla entrar y salir rítmicamente de su culo, ella no tenía mucha práctica con el sexo anal, aunque le sorprendió lo bien que había entrado. Estaba disfrutándolo, disfrutándolo mucho. La mujer metió la mano entre sus piernas para estimularse el clítoris, mientras se frotaba enérgicamente la violencia de los empujones de Miguel hizo que una de las pinzas de los pezones saltase y la súbita oleada de dolor la arrancó el primer orgasmo.

Miguel siguió martilleándole el culo con energía, ya solamente buscaba su propio placer, cuando sintió el orgasmo de la mujer empezó a azotar las marcas que había dejado el vergajo en sus nalgas. Así se corrió llenándole los intestinos mientras ella aullaba de placer y dolor.

Ella se quedó derrengada sobre la mesa, apenas reaccionó cuando le quitó la pinza que todavía permanecía prendida en su pezón. Mientras tanto habían desatado a Silvia que permanecía todavía tirada en el suelo.

— Vaya dos putas que tenemos aquí. — Laura que había permanecido al margen todo el tiempo miraba a las dos maduritas con una sonrisa irónica.

Pues si son así de putas habrá que ponerlas a trabajar en lo suyo, tengo alguna idea al respecto.

ATLAS

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Apreció todas vuestras ...