1. Viviendo como una familia «normal»


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... marido entró en la vagina virgen de nuestra hija y la convirtió en mujer, de una forma en la que ella no podría presumir con sus amigas de lo que había hecho, por haber sido su padre quien la había desvirgado.
    
    Cuando nuestra hija supo lo que era disfrutar de una polla dentro de ella, su mentalidad de niña cambió y aunque la siguiéramos viendo así, ella empezó a comportarse como una verdadera mujer que buscaba todo el placer que su padre pudiera darle, con una fogosidad que ni yo podía ya darle, aumentando su complicidad entre ellos de una forma en la que yo solo podía ser una acompañante en esa relación, lo que me hacía sentir un poco confundida, por lo que necesitaba urgentemente respuestas a tantas dudas de alguien que estuviera viviendo una situación parecida.
    
    Pero entre nuestros conocidos creíamos que iba a ser difícil encontrar esa familia que se comportara como nosotros, aunque nunca se podría saber, porque ellos supongo que tampoco esperarían que nosotros metiéramos en la cama a nuestra hija para disfrutar sexualmente con ella, por lo que tan solo podríamos esperar a que cualquier situación afortunada desvelara la intimidad familiar de cualquiera de ellos.
    
    Y así sucedió, de la forma más inesperada, casi con nuestros mejores amigos, lo que nunca podríamos imaginar, cuando durante unos días de vacaciones compartidas con Paco, Marisa y sus hijos Andrea y Fran, estábamos en una casa rural que habíamos alquilado, disfrutando de ese ambiente despreocupado por la confianza que nos teníamos, pero a la vez, lo que sucedió nos demostró que desconocíamos muchas cosas de nosotros mismos.
    
    Después de cenar, sentados en unos sofás del salón descansando, no podía creer lo que estaba viendo. Paco tenía a su hija sentada en su regazo, acariciando su cuerpo suavemente, casi de forma inconsciente, pasando una mano por sus muslos y apretándolos ligeramente, mientras la otra entraba bajo una holgada camiseta, recorriendo su barriga y viendo como subía hasta sus pequeños pechos, los que parecía pellizcar con sus dedos, provocando el estremecimiento de la niña hasta acabar convirtiéndose en pequeños gemidos cuando una mano se metió entre sus muslos, haciendo que su hija los apretara atrapando esa mano, y abriéndolos después para seguir permitiendo los toqueteos de su padre.
    
    Lo que yo estaba viendo era una sobada en toda regla, algo incomprensible para mí en alguien a quien conocía desde hace muchos años y al que nunca había visto comportándose así, por lo que miré a mi amiga Marisa, por si ella se estaba dando cuenta de lo que estaba pasando, devolviéndome ella una mirada de resignación, que la obligaba a darme alguna explicación de lo que estábamos viendo.
    
    La verdad es que ellos eran un matrimonio un poco atípico por la diferencia de edad que tenían, ya que Paco le sacaba más de 15 años a Marisa, habiendo tenido a sus hijos relativamente tarde para su edad y aunque ella me había comentado alguna vez cuestiones de su intimidad a las que yo no ...
«12...456...11»