1. Viviendo como una familia «normal»


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... le tumbé en la cama para sentarme encima de su polla y sentirla dentro de mí, moviéndome sobre su pequeño cuerpo y buscando su roce en mi clítoris hasta hacerme gemir de placer, pero quería que él me diera fuerte, así que me puse de rodillas mostrándole el culo, para que me la metiera por detrás, lo que hizo a un buen ritmo, demostrando todo lo que había aprendido.
    
    Yo estaba dispuesta a probarlo todo con él, así que me abrí con las manos mis nalgas, invitándole a penetrarme analmente, aprovechando toda la lubricación de mi coño para hacerla más fácil. Además, su polla tenía el tamaño ideal para una placentera penetración por el culo, de las que a veces me gustaba disfrutar, sorprendiéndonos Concha con su comentario:
    
    —Yo también le dejo que me la meta por el culo, y eso que a mi marido nunca se lo permití.
    
    —¡Caray!, Concha, lo que está descubriendo usted con los años.
    
    —Y que lo digas. Mi nieto me pone tan cachonda como una jovencita.
    
    —Pues su nieta Andrea, ha salido a usted, también, como vio antes.
    
    —Sí, pero tenéis que explicarme por qué dejáis que vuestros maridos follen a las niñas.
    
    —Pues por lo mismo que yo dejo que te folles a Fran, pero eso será mejor que te lo expliquen ellos.
    
    Una vez que Fran me regaló su rico semen dentro de mi culo y de mi boca, tuvimos que dejarle descansar un poco, así que bajamos al piso de abajo para unirnos todos a la fiesta en la que continuaban sin parar, pero al llegar, mi marido me dijo:
    
    —Yo ya no puedo más. Me he follado a las dos por todos los lados y Paco igual, pero ellas no se cansan.
    
    —Es por la edad, cariño. Vosotros tendréis que tomaros esto con más calma.
    
    —Sí, está claro, pero yo ya no voy a renunciar a esta delicia, así que nos juntaremos de vez en cuando para seguir follándolas todo lo que podamos.
    
    Concha escuchaba absorta la conversación, diciéndole su yerno Paco:
    
    —Y usted también está invitada, que le faltan muchos años por disfrutar todavía.
    
    —Dios te oiga, hijo. Os lo agradezco a todos y no faltaré, jaja.
    
    Y así fue como nos habituamos a estas reuniones familiares, convirtiéndonos en una única familia unida por el morbo y el placer, algo difícil de destruir cuando se disfruta de la manera que nosotros lo hicimos. 
«12...891011»