1. Viviendo como una familia «normal»


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... cuenta de cómo nos excitaba lo que estábamos viendo, ese deseo instintivo hizo que casi no nos reconociéramos comportándonos de esa manera, algo tan nuevo e inimaginable tanto para ella como para mí.
    
    La verdad es que todo eso era un poco extraño. Nos conocíamos desde hace años, con una relación normal entre matrimonios amigos, unidos por la edad y amistad de sus hijas, que de pronto se ven actuando como si no fueran ellos en realidad, sino que es como si sus fantasías hubieran ocupado su lugar, sus cuerpos y sus mentes y al ver como Andrea le chupaba con maestría la polla a mi marido, tuve que comentarle a Marisa:
    
    —¡Qué bárbaro! Vaya manera de comer polla tiene tu hija. Se ve que le encanta.
    
    —Sí, es lo que más le gusta cuando se pone cachonda. Supongo que será por el tiempo que lleva haciéndolo, cuando mi marido empezó a ponérsela en la boca para que mamara, incluso antes de que yo supiera lo que hacían. Imagínate la escena, es algo que te cuesta asimilar, pero cuando lo haces, no encuentras nada más excitante que eso.
    
    —Paco también está disfrutando mucho con mi hija. ¿Sabes? Una vez ella me dijo que tu marido le había metido mano, pero no la creí; suponía que como la teníamos tan sexualizada, ella había interpretado mal algún gesto cariñoso de tu marido, pero ahora me doy cuenta de que debió de ser verdad.
    
    —¿Sí? Creo recordar cuando pudo ser. Tu hija lo interpretó muy bien a pesar de que era pequeña, porque una vez que estaba en casa jugando con la mía, vi como Paco la tenía agarrada por detrás, tocándole el culo por debajo de la falda. En ese momento no le di importancia, pero ahora que me dices eso, debió de estar un buen rato sobándola, aunque la tuya bien que se dejaba, porque no se apartaba ni decía nada.
    
    —Claro, acostumbrada con su padre, estaba encantada. Pero, amiga…., nuestros maridos disfrutando de las niñas ¿y nosotras qué?
    
    —¿Qué quieres decir?
    
    —Que vosotros tenéis un crío también. ¿No lo habéis incluido en vuestros juegos?
    
    —Pues no. Cuando mi marido empezó con la niña, era muy pequeño todavía y le fuimos dejando aparte de todo esto.
    
    —Pero ya va estando grandecito. Seguro que tiene la pollita muy rica ya. ¿No me digas que no se te ha antojado?
    
    —Pues…. ¡ay, amiga! Es que todavía me da vergüenza hablar de estas cosas y nunca se me ocurriría contar esto a nadie, pero voy a tener que irme acostumbrando a ser sincera contigo. Claro que se me antojó, pero fíjate que esto no lo sabe ni mi marido. Cuando le ayudo a bañarse, se le ponía durita y me gustaba jugar con él. Se la masajeo, bueno, quiero decir que le hago una buena paja y se la he comido varias veces.
    
    —¡Buufff! Ya me parecía a mí, Que bruja eres. Me han dicho que los críos de esa edad echan un juguito muy rico. ¡Qué envidia, amiga! Tienes que dejarme probarlo.
    
    —Bueno, cuando venga, a lo mejor te dejo probarlo, jaja.
    
    —Qué mala eres. Por cierto, ¿por qué Fran no ha venido con vosotros?
    
    —Es que mi madre me pidió quedarse con él una noche ...
«12...789...»