1. Viviendo como una familia «normal»


    Fecha: 30/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Veronicca, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que hizo que esa excitación se disparara hasta límites no alcanzados hasta ahora por nosotros, presenciando como mi marido empezaba a acariciar a la niña entre sus piernas, directamente sobre su vagina, que ella exponía a ese contacto produciéndole una sensación de abandono ante el placer que empezaba a sentir mientras la polla de mi marido alcanzaba una vigorosa erección, producto de una excitación que ya no podía controlar.
    
    Pero lo peor de todo esto que estaba sucediendo, es que yo no fuera capaz de detener algo que evidentemente no debería ser normal en una “familia normal”, tal como la tenemos concebida y que si llegara a pasar, la reacción de una madre no debería ser como la mía, pero lejos de comportarme así, lo que me producía era un intenso morbo de lo que yo era la primera sorprendida, empezando a masturbarme mientras veía como mi marido masturbaba delante de mí a nuestra hija.
    
    Puede que en ese momento, la locura se hubiera adueñado de nosotros, pero me abalancé sobre mi marido para besarle agarrando su polla y pajeándola, ante la curiosa mirada de una cría que por primera vez en su vida, se veía inmersa en la relación sexual de dos adultos, en este caso, sus padres.
    
    Si mi marido estaba tan excitado como nunca ante lo que estaba pasando, yo también parecía haber derribado cualquier barrera moral que pudiera detenerme y me puse a chupar la polla de mi marido casi con desesperación, sin importarme que mi hija viera a su madre como una zorra que solo buscaba ser follada para calmar el ardor de mi coño frotado por mis dedos que entraban y salían de él.
    
    Pero lógicamente, nuestra hija también quería compartir conmigo eso que con tanto deleite metía y sacaba de mi boca, acercando la cara a la polla de su padre buscando su parte y yo, como una madre que no sé si merecería ese nombre, le ofrecí esa polla que no debería de considerar como suya, para que le diera sus primeras lamidas, algo que posteriormente volvería a repetir muchas veces más en su vida.
    
    Primero lo hizo con la prevención lógica cuando se está haciendo algo nuevo que no sabes si te va a gustar, pero pronto esas dudas parecieron disiparse cuando sus labios rodearon el hinchado y brillante glande del miembro viril, pasando su lengua una y otra vez por él, introduciéndolo cada vez más en su boca, actuando de esa forma instintiva que todas las mujeres llevamos dentro.
    
    Era una sensación tan placentera para su padre que difícilmente podría contener su inminente corrida, la primera eyaculación que le provocaba su hija, algo que quizás ni en sus fantasías más perversas hubiera imaginado que se produjera alguna vez, pero allí estaba ella haciéndole una mamada, en la que no importaba mucho si lo hacía mejor o peor, pero el morbo producido era superior al que yo podría producirle con toda la experiencia que pudiera tener después de años haciéndoselo.
    
    Los gritos de placer de mi marido anticiparon esa corrida, sin ni siquiera haber sacado la polla de la boca de la niña, no ...
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