1. Sorprendiendo a mi sumiso con un transexual (2)


    Fecha: 29/07/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: DominAma, Fuente: TodoRelatos

    ... seguir así… voy a correrme”. Sonriendo, te dije que le quitaras el condón y abrieras la boca. Colocándome a espaldas de Carmen yo misma seguí masturbándole cada vez más rápido y más fuerte, hasta que emitió un grito de placer mientras se corría en tu cara. Su corrida fue increíble. Tenías su leche en el pelo, en los ojos, en la nariz y en la barbilla, pero al acercarme a ti, te pregunté por qué no había nada en tu boca.
    
    “No lo sé, Ama. He mantenido la boca abierta como has ordenado”
    
    “Eso es lo que ordené, preciosa… ¿pero así actúan las putas?”
    
    Y entonces, sin decir nada, comenzaste a llevarte todo lo que había en tu cara, en la barbilla e incluso en su polla a tu lengua. Mirándome a los ojos, con fuego en la mirada lo tragaste y sonreíste ligeramente.
    
    “Zorra orgullosa y prepotente. ¿Te hace gracia?”
    
    “Soy feliz a tus pies, cariño”.
    
    “No es lo que te he preguntado, puta. ¿Te hace gracia provocarme cuando estoy enfadada?”.
    
    “Pues la verdad es que un poco sí, para qué mentir”.
    
    “Genial, cariño. Adoro tu honestidad”
    
    Me fui del salón y te dejé con Carmen. Estaba realmente furiosa. Me habías retado en público después de haberme fallado. Era el colmo de los colmos. No quería estar contigo en la misma habitación. Necesitaba pensar. Me fui a la cocina y abrí una Pepsi Max. Me quedé sentada mirando por la ventana. Eran casi las once de la noche y no había ni un ruido. Estaba pensando y tratando de organizar mis ideas cuando apareció Carmen vestida.
    
    “Laila, me voy. Siento lo que ha pasado. Me siento culpable de todo y no estoy cómoda. Si quieres hablamos un día de estos, ¿vale?”
    
    Miré a Carmen y asentí con la mirada, pero ni siquiera me levanté para despedirme, y tampoco te ordené que la acompañaras a la puerta. Supe que se había ido cuando sentí la puerta de la calle cerrarse. Necesitaba pensar. Era la primera vez en dos años que me había sentido incómoda.
    
    Al rato sentí ruidos dirigirse a la cocina y te vi andar a cuatro patas. Mirándote, te dije:
    
    “No estoy de humor, Pedro. Métete en la jaula del garaje que ahora bajo a cerrarte. Estoy muy enfadada”.
    
    Sin decir nada te diste la vuelta y te dirigiste al garaje. Pasados unos minutos llegué allí y cerré la llave de la jaula de perros de 3x2. Subí a la habitación, me di una ducha y me metí en la cama. Estaba agotada mentalmente. Estaba confundida y tenía ganas de llorar.
    
    Todos tenemos fallitos, supongo.
    
    (continuará) 
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