Sorprendiendo a mi sumiso con un transexual (2) - Relatos Eróticos

Sorprendiendo a mi sumiso con un transexual (2)

... en el sofá y sin dejar de mirarme, y tras una aprobación por mi parte con un cierre de ojos, comenzó a comerme el coño pausadamente. Bajé el volumen de la música con el mando a distancia y me aseguré de que mis gemidos llegaban nítidos a tus oídos. Supe que era así porque noté que tu colita comenzaba a ponerse dura… y eso me excitó aún más.

Pensé hacerte subir al sofá para que sintieras mis movimientos, pero nuestro invitado lo estaba haciendo tan bien que sentí mi primer orgasmo llegar. Con las dos manos le agarré la cabeza y me restregué contra su cara mientras su lengua seguía dándome placer: “

No pares, no pares, no pares… voy a correrme. Abre la boca, Carmen… quiero que te tragues mi squirt”

Y separándole la cabeza unos centímetros, me froté el clítoris violentamente mientras me corría con una intensidad inesperada y un potente squirt empapaba su cara. Su boca estaba abierta y, cerrando los ojos, intentó tragárselo todo hasta que empujándole un poco con mis piernas le hice apartarse y entonces, te llamé:

"Pedro, corazón. ¿Puedes limpiar mi orgasmo? No sabes lo bien que lo ha hecho nuestra invitada, pero he dejado empapado el suelo, el sofá y por supuesto mis piernas. Acércate, zorra. Haz tu trabajo”

Moviéndote con cuidado te giraste y lo primero que hiciste fue limpiarme las piernas con tu lengua. Después comenzaste a lamer despacio, sin recrearte, como siempre te pedía. Una cosa es limpiar un coño y otra muy distinta, comérselo… y aunque eres muy ansioso y siempre quieres darme placer, a base de insistencia y algún que otro castigo había conseguido que me limpiases exactamente como yo deseaba. Estaba orgullosa de ti. Tan obediente… tan puta…

Mientras seguías limpiando el sofá y el suelo con la lengua, le señalé a Carmen una fusta que había encima de la mesa baja del salón y le dije:

“Carmen, guapísima. ¿Te gustaría azotar a mi sumiso? Si es así, coge la fusta y disfruta”

Con una evidente erección bajo su falda, Carmen/Paco cogió la fusta y comenzó a azotarte el culo. Me hacía mucha gracia ver cómo te movías como un resorte ante los movimientos torpes de nuestra invitada. En varias ocasiones te dio con la vara de la fusta y emitiste un gemido sordo de dolor que lo único que conseguía era excitarme aún más. La imagen era evocadora. Tu cabeza en el suelo lamiendo mis fluidos, desnudo y humillado después de que ella me hubiera dado placer, mientras Carmen (que en ese momento era más Paco que Carmen) te azotaba subida en sus botas y con un bulto asomando por debajo de su falda.

“Carmen, cariño. ¿Qué te parece si te desnudas? Me da la sensación de que si sigues aplicándote tan fuerte con la fusta vas a romper a sudar de un momento a otro”.

Sin decir nada dejó de azotarte un instante y se desnudó. Me quedé asombrada al comprobar que estaba completamente depilada. Pecho, piernas, culo, axilas y por supuesto también su entrepierna. No podía dejar de mirar una polla muy gruesa y bastante grande, que apuntaba al cielo. ...