1. Sexo, droga y bolas chinas


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Gays Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos

    ... me hubiera hecho un pajote y le hubiera echado la corrida encima. Pero lo que realmente deseaba era penetrarlo, así que me contuve y dejé de masturbarme.
    
    La cuarta bola costó un poco, pero expandió su abdomen llenándolo de aire y lo que, en un principio, me parecía imposible se convirtió en realidad.
    
    Busque los ojos verdes del catalán y estos parecían que se le iban a salir de las cuencas. Volví a tocarme el rabo, mi erección se volvía cada vez más dolorosa. Como no estaba allí para hacer amiguitos, sin pedirle su opinión siquiera, procedí a sacar las bolas.
    
    Ignoraba que lo más placentero de las bolas chinas era su extracción, si mientras las había tenido dentro había disfrutado una barbaridad, fue empezar a sacársela y ponerse a gemir como una perra.
    
    Observé su ojete y parecía expandirse para dejar pasar el juguete sexual de un modo que me pareció propio de una película porno. Era más que obvio que el cabrón tenía el culo más que entrenado en estos menesteres, pues a pesar de que no puse excesivo cuidado, tampoco le produje ningún desgarro.
    
    Con su culo dilatado como estaba, me puse un condón y me lo follé del tirón. No sé si después de haber tenido el enorme juguete sexual en su recto, fue capaz de notar mi nabo. Pero en aquel momento me importaba poco, había salido con la intención de follarme un culo y era lo que estaba haciendo.
    
    He de admitir que no fue ni de mis mejores polvos, ni de lo más largos. Estaba tan tremendamente cachondo por el mamoneo de las bolas chinas, que eyaculé antes de que me quisiera dar cuenta.
    
    Miré la churra de mi acompañante, estaba tan pasado con todo lo que se había metido que no había empalmado en todo el rato, por lo que consideré que no se querría correr.
    
    En el mismo momento que me comenzaba a vestir, me entro unas ganas enormes de orinar.
    
    —¡Oye, Albert!¿Dónde está el baño? ¡Me meo como una perra!
    
    El catalán que seguía todavía un poquito ido por las emociones de la noche, se levantó de la cama y se puso a caminar. Una vez salió del dormitorio, me hizo una vaga indicación con la mano hacia la derecha.
    
    Incapaz de contener por más tiempo mis ganas de orinar, corrí hacia el baño. Mientras vaciaba el contenido de mi vejiga, y para mi sorpresa, el pijo catalán entró en el baño tras de mí.
    
    En un principio, pensé que también tenía ganas de mear también, pero no fue así. Sin darme tiempo a reaccionar, se agachó al lado de la taza del wáter y metió la cabeza delante de mi polla, tragándose el chorro de orín como si fuera la más exquisita de la bebida.
    
    Ver como el nauseabundo líquido empapaba su cara y su pelo, me pareció un espectáculo tan lamentable, como asqueroso.
    
    Terminé de orinar, me vestí y salí de allí sin siquiera despedirme. Estaba claro que los excesos son capaces de sacar lo peor de nosotros, pero en el caso de aquel tipo lo convertían en una puta de lo más guarra. Una puta que poco o nada tenía que ver con la imagen de niño bien que vendía a los demás.
    
    Aunque había ...
«12...4567»