1. Sexo, droga y bolas chinas


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Gays Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos

    ... de la coca, se quitó la ropa de un modo compulsivo. Antes de que me quisiera dar cuenta se había quedado completamente desnudo. Se puso de rodillas sobre uno de los laterales de la cama y con una voz que rozaba el histerismo me dijo:
    
    —¡Venga fóllame, cabrón!
    
    Me dispuse a ir al salón, para buscar en mi chaquetón de plumas unos condones que traía.
    
    —¿Dónde vas? —Me preguntó en un tono que me sonó muy desagradable.
    
    —A coger unos preservativos. ¿No creerás que te la iba meter a pelo?
    
    Hizo un mohín de desagrado y me respondió:
    
    —Por supuesto que no, pero no hace falta que vayas al salón. Yo tengo aquí. Abre la puerta derecha del armario. En el primer cajón hay una caja de la marca que yo uso.
    
    La antipatía de aquel engreído me cortaba mucho el rollo, no obstante a mi polla no parecía importarle su desagradable actitud y seguía igual de dura. Como hacerme una paja cuando volviera a casa no entraba en mis planes, opté por hacer lo que decía. Cuanto antes soltara la leche, antes me iría.
    
    Para mi sorpresa, en aquel armario no había solo preservativos. Sobre una repisa encima de los cajones, se podían ver unos cuantos juguetes sexuales. Entre varias pollas de látex, se encontraba algo que llamó fuertemente mi atención: unas bolas chinas negras de al menos cinco centímetros de diámetro.
    
    Con total desvergüenza las cogí y se las mostré al catalán, como pidiéndole permiso para jugar con ellas.
    
    —Sí, pero cógete un bote de lubricante que hay en el cajón de los preservativos—Dijo tendiéndose sobre la cama y levantando las piernas hacia arriba, mostrando su culo con ello de un modo de lo más provocador— Hace ya tiempo que no me follan y te va a costar un poco.
    
    Meter aquellas enormes bolas por el ojete de Albert alimentó mi morbo cosa mala, mientras untaba la crema sobre la superficie de goma el nabo se me puso tan duro que hasta me dolía un poco.
    
    Coloque la bola en la entrada de aquel culo prieto que me tenía a mil por mil. Empujé para introducirla, a pesar de lo lubricado que estaba, costó algo de trabajo que entrara. Aun así, fue súper morboso ver cómo se la fue tragando poco a poco.
    
    Satisfecha mi curiosidad, hice el ademán de sacarla y sustituir el objeto de plástico por mi rabo.
    
    —¿Qué haces? Ya que estás méteme las cuatro.
    
    —¿Te entran? —Pregunté extrañado.
    
    —Sí, no va a ser la primera vez que las tengo dentro.
    
    Su descarada confesión me dejó claro que aquel tío, tras su apariencia de chaval de familia bien, escondía un vicioso de tomo y lomo.
    
    Dejándome llevar por mis más oscuros instintos, procedí a hacer realidad los deseos de mi acompañante. La segunda bola no me dio más problemas que la primera. Antes de proceder con la tercera lo miré, por si le estaba haciendo daño. No sé si por los efectos de la coca o no, pero su cara me decía que se lo estaba pasando de puta madre.
    
    Mientras le metía la tercera me empecé a tocar la polla. Aquello de rellenar su culo con aquellas bolas me ponía cantidad, de buenas ganas ...
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