1. Sexo, droga y bolas chinas


    Fecha: 28/07/2019, Categorías: Gays Autor: Machi, Fuente: TodoRelatos

    ... me había quitado a cuatro niñatos súper pasados de encima. No había visto nadie que mereciera la pena.
    
    Como estaba claro que de seguir tan exigente, no iba a encontrar a ningún tío que colmara mis expectativas. Decidí bajar el nivel y nada mejor para ello que pegarse otro gin-tonic.
    
    No me había pedido el lingotazo de ginebra, cuando me lo encontré de espaldas sobre la barra, con los codos apoyados sobre esta y con un cubata en la mano. Su postura me recordaba a la de los pijos de barrio de mi instituto, prepotente y seguro de sí mismo.
    
    Lo había visto alguna vez que otra por el ambiente gay sevillano, era un tío que me parecía mono, pero bastante soso y muy pijo. No sé porque me dio la neura de pensar que estaría guay enrollarme con él. Fue imaginarme petándole el culo a alguien tan arrogante y el rabo se me puso duro.
    
    Lo miré y no me respondió, siguió inmutable en su pose de “mirad lo bueno que estoy”. Una vez el camarero me sirvió la segunda copa, decidí comprobar hasta qué punto pasaba de mí. En el fondo me la sudaba si me contestaba con una negativa y cuando no se tiene nada que perder, no se arriesga nada.
    
    Me coloqué al lado de él y adopté una pose de “aquí estoy yo” que no le tenía nada que envidiar a la suya. Lo que en principio pasaba por ser una provocación de su ego, resultó agradarle. Tanto que me respondió con una sonrisa chulesca.
    
    Una vez conseguí llamar su atención, intenté que fuera él quien diera el primer paso. Unos minutos más tarde vi que esto no sucedía. Dado que cuanto más lo miraba, más ganas tenía de tirármelo. Me la jugué toda a una carta y le entré de la manera más boba:
    
    —Mucha gente para ser Nochebuena, ¿no?
    
    —Es de los pocos sitios que están abierto, la mayoría de los bares y tal, cierran esta noche. Me habían invitado a una fiesta particular en el Salvador, pero había resultado ser un muermo y me he venido para acá.
    
    —Pues esto tampoco está muy animado. Hay mucha personal, pero pocos que merezcan la pena.
    
    —Llevas razón, yo hasta que te has sentado a mi lado, no había visto nadie que me gustara.
    
    Lo directo de su afirmación me dejó claro que aquel tío no le hacía ascos a un revolcón conmigo. Estuve tentado de ponérselo un poquito difícil, para bajarle un poquito los humos, pero cuanto más tiempo pasaba a su lado, más duro se me ponía el rabo y con unos pantalones tan estrechos como los que llevaba, era algo que comenzaba a ser doloroso.
    
    Los dos teníamos tan claro lo que queríamos que solo fueron necesarios unos escasos minutos en la que nos presentamos y contamos un poco que hacíamos allí aquella noche, para tener claro que los dos queríamos lo mismo: un polvo directo y sin complicaciones.
    
    —Si te apetece, podemos ir a mi casa. Está cerca.
    
    Me fijé en él, estaba bueno y era bastante guapo. Sin embargo, no tenía ganas de salir del local para llevarme un chasco porque él no me ofreciera lo que yo iba buscando. Así que no me corté un pelo y se lo planteé directamente.
    
    —Me gustaría que ...
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