Rosita 2 - Relatos Eróticos

Rosita 2

... me había desinhibido.

Ella sonrió y pegó su cuerpo al mío, en lugar de saltar como aquella noche deslizó su mano por mi brazo hasta alcanzar mi mano, tengo que decir que ahora era más alta que antes.

Sus tetas mojadas se apretaron contra mi pecho y mi paquete quedó atrapado entre ella y yo apretándose.

-Procura que no se te caiga la copa- dijo sensualmente acercando sus labios a los míos.

Yo cerré los ojos por instinto esperando ese beso que nunca llegó pues de repente noté su rodilla aplastar mis huevos con fuerza.

Mis ojos se abrieron de par en par y el dolor comenzó a subir por mi vientre, noté como sus dedos se entrelazaron con los míos y me arrebataba la copa con facilidad.

Se separó de mí y yo caí lentamente de rodillas agarrándo mis doloridos huevos.

No sé cuánto tiempo pasó cuando vi cómo manipulaba algo y hacía un gesto con la cabeza sobre la barra sin saber muy bien que hacía.

Entonces se puso delante de mí y agachándose y mostrando sus maravillosas tetas me ofreció un espejito con una buena raya de cocaína.

Yo la miré algo más recuperado y entendí porque a ella no parecía hacerle tanto efecto el alcohol.

Tomé el espejito con las manos temblorosas y miré su sonrisa.

Me hice la raya de rodillas frente a ella con alguna dificultad pues me costaba ponerme recto por el tremendo dolor que sentía.

Apenas me la termine ella me arrebató el espejito de las manos y mirándome sonriente se alejó unos pasos de mi.

-que patético te ves, con tus pelotas machacadas y tú pollita todavía dura- antes de que pudiera responder dio un paso hacia mi y clavó su empeine en mis pelotas con tal fuerza que mis huevos se salieron del tanga por arriba y mi polla bailo ridículamente.

Ahora fue mi frente la que tocó el suelo mientras me encogía por el dolor tomando mis huevos y bufando.

-levanta idiota- su voz sonó lejana -vamos a a ver cuánto aguantas si caer- agarró mi pelo y me obligó a ponerme en pie.

La mire con ojos vidriosos y sin previo aviso lanzó otra tremenda patada en mis bolas.

Di un saltito y luego mis rodillas se doblaron hacia dentro, pero pude aguantar sin caerme y me incorpore de nuevo mirándola desafiante.

No vi venir la segunda patada ni la tercera pues fueron muy seguidas aplastando mis huevos con sendos sonoros golpes.

Apunto estuve de caer, no sé si era el alcohol o la coca que empezaba a hacer efecto pero conseguí no caer aunque estuve muy cerca.

-Bien bien parece que quieres mantener tus huevos- dijo mirándome y alargando la mano para acariciarlos.

Ese simple gesto bastó para que gimiera de dolor y me encogiera pero ella no dejo de acariciarlos.

-parece que te duele, pero estás muy duro- dijo mientras cogía mi polla y la meneaba levemente.

Entonces agarró de nuevo mis huevos y los apretó con tanta fuerza que se me escaparon las lágrimas, retórico sin piedad ambos orbes tirando de lado a lado para velozmente soltarlos y levantar su rodilla clavandola entre mis piernas y ...