1. De este agua no beberé...


    Fecha: 18/12/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa de los vientos, Fuente: TodoRelatos

    ... no te preocupes.
    
    Pero María hace como si no me ha oído y dispara un nuevo chorro de crema sobre las tetas. Yo estoy a punto de protestar pero no lo hago, en su lugar comienzo a mirar nerviosa en todas las direcciones por si hubiera alguna mirada indiscreta. Sus manos impregnadas en el líquido viscoso se pasean con descaro por los pechos y los mima, los pezones se filtran entre sus dedos y de nuevo se demora mucho más tiempo de lo políticamente correcto. Su caricia provoca un escalofrío.
    
    Una voz interior me dice: ¡Joder Sara! ¿Qué coño estás haciendo? ¿A caso eres lesbiana? Levántate de una puta vez antes de que sea demasiado tarde. A la vez hay una segunda vor que me convence para que siga un minuto más… no es necesario ser una lumbreras para conocer sus verdaderas intenciones, no tengo la menor duda de que su única y verdadera intención es magrearme… aunque la pregunta que debo hacerme no trata de las intenciones de ella, la pregunta es: si soy yo la que lo desea.
    
    Siempre he sido una chica racional y razonable, pero en ocasiones, ¡se llevan tan mal la razón y el deseo! Qué jodidamente difícil es luchar contra esa caricia que te descontrola y se convierte en tu mejor vicio. Si en ese momento alguien preguntara por mis adicciones, tendría que hablarle de esa chica, de esas caricias, de aquellas manos descaradas, tendría que hablar de ella.
    
    —Me encantan tus pechos Sara, son preciosos, lo que daría yo por tener unas tetas que llenen como estas —sus palabras se mezclaban con sus caricias.
    
    —Déjalo ya María… —intento mantener la compostura, pero me sorprende escuchar mis propias palabras entrecortarse por el resuello de la respiración.
    
    —Relájate, enseguida termino.
    
    Cierro los ojos, la respiración se acelera y el pecho comienza a hincharse y deshincharse como un balón de playa. Abro la boca intentando acaparar el aire que falta. Sus manos ahora inician un lento descenso por el valle del estómago y se cuelan bajo la braga del bikini… el cuerpo reacciona en un acto reflejo, se pone en alerta y emito un estertor. Ella pasea su caricia por el Monte de Venus y hunde sus dedos en mis ganas.
    
    Esto no está pasando, no está pasando, no está pasando… me repito como un loro. Quiero auto convencerme de que todo es un sueño y que en cualquier momento voy a despertar, quiero levantarme y salir huyendo de allí, quiero volver dos días atrás en el tiempo, quiero que aquella cabrona siga torturándome…
    
    Es un sueño, sé que es un sueño, soy consciente de que si lo intento con fuerza voy a despertar, lo sé porque ya me ha pasado alguna vez; intentar despertar cuando estoy soñando. Pruebo a no moverme, jugar al orgasmo silencioso, al igual que una aristócrata del siglo XVIII que tiene que ser comedida, digna, impávida ante el deseo. Lo más complicado es detener las ganas de presionar con fuerza su mano, la intensidad es menor, pero la duración mayor. Siento como llega, pero no hago nada. Pongo la mano en la boca y me muerdo el dedo. Me remuevo para ...
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