De este agua no beberé... - Relatos Eróticos

De este agua no beberé...

Qué nítidos son a veces los recuerdos de cuando eras niña y cuantas veces he rememorado aquella frase que decía mi madre: “Nunca digas de esta agua no beberé” a lo que después añadía mi padre con sorna: “ni este cura no es mi padre, ni esta picha no me entra” entonces, mi madre miraba a mi padre con cara de pocos amigos y le echaba la bronca: “por favor Julio, no digas guarradas delante de la niña”, como si por ser chica y escuchar ese chascarrillo fuera a terminar en el oscuro camino de la perversión.

Hasta hace poco, esa frase tan solo era eso, un refrán de persona mayor, uno de esos que repiten sin cesar y que lo mismo vale para un roto que para un descosido, pero conforme los años van rellenando de experiencia tu vida, empiezas a comprobar que son más ciertos de lo que creemos.

De esta agua no beberé

La primera gran bronca con el idiota de mi novio y tiene que ser por unas vacaciones; no ha sido la primera, pero sí la más gorda de todas las que hemos tenido. Yo quería una escapada a algún destino romántico y el muy imbécil me lleva al apartamento de sus padres en Lloret de Mar... por desgracia, acabo de terminar la carrera y no tengo ni un euro, así que tengo que pasar por donde él decida. ¿Cómo es posible que una persona joven que solo lleva un año con su novia se estire menos que el portero del futbolín?

Pero lo malo no termina ahí, lo peor de todo es que tanto sus padres como su herma la rarita van a estar también allí, así que lo que en un principio iban a ser unas vacaciones románticas, se han convertido en un aburrido viaje con la familia política.

Soy Sara, tengo veinticuatro años y vivo en una ciudad del norte de España. Este año he terminado los estudios de derecho y ante mí se abre una expectativa laboral un poco complicada. Estoy saliendo con Carlos, un chico que tiene la misma sensibilidad que un calamar, al que conocí en un concierto de Alejandro Sanz y con el que mantengo una relación plagada de luces y sombras.

Digamos que este viaje va a servir para conocer también a sus padres, ellos son una familia acomodada propietarios de varios concesionarios de coches. El padre de Carlos está empeñado en que su hijo lleve el negocio familiar, y ese es un motivo de discusión constante entre ellos, ya que mi chico tiene un grupo de música y está más preocupado en si rima este o el otro acorde que en la venta de coches.

A su hermana la “hater” ya la conocía; en cierta ocasión coincidimos con ella en el centro comercial y estuvo examinándome al igual que un caniche en la tienda de animales. María, que así se llama la hermana, es la típica adolescente con brackerts de comportamiento insufrible, que pasa el día con el móvil en la mano como si fuera un apéndice más de su anatomía. Una vida instalada en el postureo de las “storys” de Instagram que solo busca sentir la aprobación de cientos de babosos; aprobación que consigue de forma masiva ya que a sus diecisiete años la chica es “un cañón”

Por suerte, los padres de ...