De este agua no beberé... - Relatos Eróticos

De este agua no beberé...

... Carlos son bastante modernos para su edad, y nos han dejado a nosotros uno de los dos dormitorios que tiene el apartamento, ellos ocuparan el otro y mi cuñada dormirá en el sofá cama que hay en el salón cocina.

El primer día estoy nerviosa por las presentaciones y todo eso, pero tengo que decir que ambos son un auténtico encanto y hacen que me sienta como en casa, su hermana María, al contrario que la vez que la vimos en el centro comercial, también se muestra muy atenta y cariñosa conmigo. Mientras estoy en la habitación acomodando como puedo la diferente ropa para diferentes momentos que he traído, entra mi cuñada con un pantalón corto vaquero de esos que enseñan medio cachete del culo y como quién no quiere la cosa pregunta:

—¿Eres de playa o de piscina?

Al principio, no pillo lo que dice y me quedo un poco parada sin saber por dónde vienen los tiros, entonces, ella se da cuenta de que no me he enterado y continua.

—Aquí todo el mundo es de piscina… te lo digo porque si te va más la playa podemos ir juntas; hay una cala que está muy cerca y que es una chulada.

La verdad es que no se decirle si soy de playa o de piscina ya que independientemente de una u otra, mi idea era ir con Carlos, pero al ser el primer día y decirme de ir juntas, me parece de mala educación decirle que no, y aunque un poco fastidiada ante la perspectiva de hacer de canguro de la niña, decido ser educada y aceptar su invitación,

Voy a la habitación a ponerme él bikini, busco un espejo, pero no lo encuentro, abro el armario y veo que hay uno en la parte interna de la puerta, la dejo abierta y observo mi reflejo mientras las prendas salen y entran de mi cuerpo. Hace años que ya soy una mujer, tengo un cuerpo proporcionado, suelto, provocativo, tal vez voluptuoso; combina las líneas suaves de una mujer delgada con una curva más pronunciada en las caderas. Los senos son generosos en forma de gota y son realzados por la estrechez de la cintura. No tengo el cuerpo de una modelo, pero tampoco lo quiero.

La playa en cuestión se llama Boadella; es una cala situada en las afueras de Lloret a la que se accede por un sendero entre pinares. Desde el apartamento hay un par de kilómetros, es por esa razón que a Carlos no le entusiasma la idea y decide quedarse en la piscina. Antes de salir hacia la cala cargada con todos los bártulos, lo miro con cara de: ahora me dejas a solas con ella, pero esta noche me cobraré la venganza.

Tengo que reconocer que mi cuñadita tenía razón, la cala es un lugar muy bonito que bien podría aparecer en una de las películas románticas de los domingos a la tarde, y aunque la arena no es todo lo fina que a las plantas de los pies les gustaría, el lugar es precioso y el agua del mar tiene un precioso azul turquesa

Nada más descender por el sendero voy a poner la toalla en el primer sitio libre que veo, pero María me hace gestos para que la siga.

—No, aquí no, esto está lleno de familias y de niñatos molestando, vamos a la otra que ...