De este agua no beberé... - Relatos Eróticos

De este agua no beberé...

... poder deleitarme de la sensación de éxtasis que comienza en el clítoris y recorre todo el cuerpo. Los músculos se tensan, descargo presión, dejo que el placer se alargue y se funda con las vibraciones… ¡Joder qué complicado es no gemir! ¡Que difícil es ser una aristócrata!

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Los últimos temblores se estiran poco a poco en el tiempo anunciando el fin del orgasmo. Ella extrae sus dedos y doy media vuelta. Mantengo los ojos cerrados. Disimulo. Me comporto como si lo que acaba de pasar no ha sucedido, como si simplemente el hecho de no hablarlo fuera a eximirme de remordimientos. Pero el remordimiento es jodido y en el mismo momento que el resuello vuelve a su estado natural, me alcanza como si fuera una gran bofetada… ¿Qué has hecho Sara? ¿Qué has hecho? Se supone que yo soy la adulta y responsable, y una menor me acaba de hacer un dedo. ¿Con qué cara voy a mirar a Carlos ahora?

Al principio quiero que la tierra se me trague, no quiero enfrentarme a sus comentarios o miradas, las dos mantenemos un silencio incómodo hasta que por fin ella rompe el hielo.

— ¿No vas a decir nada Sara?

En verdad no quería decir nada, solo quería que todo se olvidara, que terminara el día, que terminaran las vacaciones…

—No hay nada que decirMaría, por mi parte voy a hacer como si nunca hubiera pasado.

—Pero si ha pasado. Te he notado…

—Da lo mismo lo que has notado, por mi parte es como si no hubiera pasado nada.

—Por mucho que lo niegues va a seguir ahí… es mejor hablarlo.

—A ver María, no hay nada que hablar, tu eres una cría de diecisiete años y yo soy la novia de tu hermano, quítate de la puta cabeza lo que ha pasado y ya está.

—A mí me ha parecido bonito, y sé que a ti te ha gustado también…

A veces no puedo con esa forma que tienen los adolescentes de ver la vida, son incapaces de ver más allá de lo que tienen frente a sus narices, como si todo se concentrara en el aquí y en el ahora, ciegos y sordos ante el futuro que les aguarda.

—A ver, María… ha sido un error, da lo mismo si me ha gustado o no, esto no puede volver a pasar. Imagina que alguien nos ve… o que se entera tu hermano… te pido por favor que no volvamos a hablar de esto.

Por una vez es obediente y no volvemos a hablar del asunto. Durante el camino de vuelta al apartamento tampoco lo hacemos, yo voy perdida en mis pensamientos, divagando sobre si lo que había pasado me convierte en lesbiana. El resto del día lo paso con Carlos, pero no puedo quitarme de la cabeza lo vivido durante los dos días que llevábamos allí.

—María te tiene en un pedestal... está todo el día hablando de ti.

—Ya sabes, me ve como la hermana mayor.

—Mis padres encantados de que os llevéis tan bien, últimamente estaba un poco rebelde y tú eres una buena influencia.

Me dan ganas de reír cuando escucho aquello de que yo soy una buena influencia... si, la mejor de las influencias. Aunque intento estar con Carlos al cien por cien, tan solo el cuerpo se encuentra allí, la mente ...