1. De este agua no beberé...


    Fecha: 18/12/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa de los vientos, Fuente: TodoRelatos

    ... María mira sorprendida. Se descojona… ¿de qué se ríe esta niñata? Llego a su altura caminando como un pato mareado: chap, chap, chap.
    
    —Ja, ja, ja. Las aletas se ponen en el agua cuñada. Pareces un pato mareado.
    
    Dentro de lo ridícula que estoy, intento mantener un cierto aire de dignidad…
    
    —Las grandes buceadoras duermen hasta con las atetas puestas, que lo sepas.
    
    Ella se descojona de esa forma tan desinhibida y fácil que tienen los jóvenes; siempre ajenos a los convencionalismos y normas de la sociedad.
    
    He de reconocer que eso del snorkel es una gozada, el agua está cristalina y hay un montón de especies de peces de colores que van y vienen y te rodean por todas partes, creo que he encontrado a Nemo o a uno de sus parientes. Al principio cuesta respirar por la máscara y ha sido agobiante, pero en el momento que le coges el tranquillo, ya no sacas la cabeza del agua. Ahora estamos de pie una frente a la otra, el agua nos cubre por la cintura, María mira mis perolas y vuelve a quejarse del tamaño de las suyas… no es la primera vez que lo dice, así que está claro cuál es su complejo…
    
    —Joder tía, tienes unas tetas preciosas y yo sin embargo, estas dos tetitas de nada.
    
    —¡Pero qué dices! aun tienes diecisiete años, seguramente te sigan creciendo, además, creo que tienes unos pechos muy bonitos, no tienes porqué sentir complejo.
    
    —No es lo mismo… a todo el mundo les gustan grandes.
    
    — ¿Quién te ha dicho a ti eso? Para gustos están los colores, hay gente a la que le gustan grandes y otros muchos a los que les gustan pequeñas, cada una tiene un encanto diferente, te lo puedo asegurar. A mí personalmente tus senos me parecen súper bonitos y sensuales, y no te lo digo por quedar bien.
    
    — ¿Lo dices en serio?
    
    —Claro que lo digo en serio. Además, cuando pasan los años y tienes el pecho grande, es un desastre, sin embargo, conozco muchas chicas con el pecho pequeño que con más de cuarenta lo siguen tienen perfecto.
    
    Esa expresión de falsa seguridad juvenil que habitualmente tiene cambia por completo al escucharme, noto en su rostro una sonrisa de agradecimiento y seguido se acerca para plantarme un pico en la boca que me deja más helada de lo que estoy. María se comporta de manera extraña; hace las cosas sin pararse siquiera a pensar y después hace como si no hubiera pasado nada, como si aquello que ha hecho fuera lo más natural del mundo.
    
    — ¿Qué haces? —me quedo súper cortada y no puedo evitar decirle
    
    — Nada, solo quería agradecer tus palabras —parece querer disculparse con una sonrisa de niña buena.
    
    El agua de la Costa Brava suele estar bastante fría y tras media hora de buceo yo ya estoy temblando, tengo la piel de gallina y los pezones duros como guijarros, así que le digo de salir y ella me sigue. Nos tumbamos a tomar el escaso sol que se filtra entre las nubes y al igual que el día anterior María pide que le extienda la crema. Su cuerpo juvenil de líneas suaves y redondeadas espera tumbado a que lo recubra con el ...
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