1. De este agua no beberé...


    Fecha: 18/12/2022, Categorías: Lesbianas Autor: Rosa de los vientos, Fuente: TodoRelatos

    ... tranquila.
    
    Cuesta un rato largo llegar andando hasta allí y más cargadas como vamos nosotras con bolsos, gafas y aletas. El capullo de mi novio sabía lo que se hacía cuando no ha querido venir. Una vez más, sigo a María arrastrando los pies por la arena; pidiendo permiso a un pie para mover el otro. Al acceder a la playa compruebo con agrado que hay mucha menos gente que el día anterior, de hecho, se podrían contar con los dedos de la mano. Además, hoy no hace tanto calor como ayer, el cielo está encapotado y corre una ligera brisa marina que impregna el ambiente de un fresco olor a mar.
    
    —No me digas que no es una cala preciosa…
    
    —Es bonita, pero preferiría que estuviera un poco más cerca.
    
    —Si estuviera más cerca estaría llega de gente…
    
    —Pues yo quiero una cala sin gente y que esté cerca.
    
    —No podemos tenerlo todo cuñada; para disfrutar primero hay que sufrir, además… ha sido un paseo de nada.
    
    La cala también tiene dos zonas separadas por una gran peña. Nos acercamos hasta el extremo más alejado de la playa, es una zona discreta salpicada por multitud de rocas de diferentes tamaños. Nos instalamos al cubierto de miradas indiscretas entre los peñascos y eso me da más confianza a la hora de quitarme el sujetador… tengo que decir que, aunque mi cuñada no deja de mirarme, en esta ocasión estoy más cómoda que ayer.
    
    —Hoy no te quejarás… no hay nadie que nos mire.
    
    Al escuchar a mi cuñada pienso: “el resto no mirará, pero tú ya miras por todos” Si nunca lo has hecho antes, cuesta, cuesta mucho quedar semidesnuda frente a quién casi es una extraña. Reconozco que es una sensación liberadora hacer topless; por un lado, en tu interior crece un hormigueo que podría describirse como una sensación de vergüenza nerviosa, y por el otro, sientes una especie de liberación erótica al mostrarte al resto de esa manera tan natural.
    
    No llevo tumbada ni veinte minutos cuando María ya está proponiendo hacer actividades que trastocan mi paz interior... ¿es posible que los jóvenes no puedan estar ni un rato sin hacer nada?
    
    —Bueno que… ¿nos metemos en el agua a hacer snorkel?
    
    —Metete tu que seguro que esta helada.
    
    —Venga, no seas corta rollos, para eso hemos traído las gafas y aletas…
    
    Me dan ganas de mandarla a la mierda, pero no quiero que piense que soy la cuñada borde y accedo a regañadientes a ponerme los artilugios que ha comprado.
    
    — ¿Quieres que te ayude a colocarte todo?
    
    —No tranquila, yo ya se…
    
    En realidad, no tengo ni idea, pero no quiero darle una nueva excusa para manosearme. Ante la negativa, ella se acerca a la orilla y espera paciente. Yo me pongo las gafas que llevan el respirador instalado y luego coloco las aletas sobre la arena y las analizo con detenimiento para adivinar cuál es el derecho y el izquierdo… ¡Joder! No sabía que fuera tan difícil. Bueno, da lo mismo, igual tengo suerte, tengo un 50% de acertar. Me levanto y voy caminando con las aletas puestas los escasos diez metros que hay hasta la orilla. ...
«12...567...16»