De este agua no beberé... - Relatos Eróticos

De este agua no beberé...

... temblores la acompañan, y me mantengo dentro de ella cuando todo ha terminado, exprimiendo su orgasmo, sus orgasmos. Alargando la sensación de plenitud de que haya sido mía.

Me pongo de pie para situarme frente a ella. Se lanza buscando mi abrazo, la siento ebria por el deseo, ardiente, roja e inflamada. Su cuerpo emana calor. María es una mujer en plena floración, fragante, húmeda, con los ojos cargados de erotismo y los labios entreabiertos y jadeantes.

—Ha sido una locura, no puede volver a pasar —vuelvo a mirar hacia la puerta de entrada.

—Me gustan las locuras… ¿A ti no?

—Te paso siete años, salgo con tu hermano, no soy lesbiana y eres una menor… no me gustan ese tipo de locuras.

—Hace poco no decías eso…

—Hace poco no era yo… y ahora sí lo soy.

—Yo creo que es al revés… antes si lo eras y ahora no.

—Esta es la última vez María, no puede ser…

—¿Tú crees que será la última?

Sonríe con malicia, se abalanza sobre mi cuello expuesto y comienza a besarlo; siento su fogosa respiración, la presión de sus dientes, sus labios devorándome. Mi cuerpo reacciona y la piel se eriza como si hubiera activado algún tipo de mecanismo oculto. Un reguero de saliva y besos sube por el cuello y susurra al oído…

—Yo creo que no será la última.

De repente, se enciende la luz del pasillo, la estancia se ilumina y como si hubiéramos sentido una descarga las dos nos despegamos, recogemos apresuradamente los pijamas y nos los volvemos a poner como si nos fuera la vida en ello. Justo cuando el último brazo ha entrado por la última manga, aparece Carlos…

—Veo que sois inseparables… ya hasta por la noche tenéis que estar de cuchicheos.

Pienso: ¡salvadas por la campana!

—Me he levantado a tomarme un Cola Cao y me he encontrado a tu hermana que no podía dormir —siempre una media verdad es mejor que una mentira.

—Estas vacaciones voy a robarte la novia Carlos…—¡joder con María¡.

El corazón salta al vacío de repente al escuchar sus palabras.

—Seguro, sois las dos igual de petardas…

Pienso que menos mal que no se lo había tomado a mal… por otro lado, tampoco tiene por qué hacerlo, pero cuando estás al borde del precipicio, piensas que en cualquier momento vas trastabillar y precipitarte al puto vacío.

Mi chico bebe un vaso de agua y nosotros terminamos de tomarnos el Cola Cao, estamos un rato hablando los tres y Carlos decide volver a la cama, pero cuando me dispongo a seguirlo, María me da un pequeño cachete insonoro en el trasero, acto seguido me vuelvo como un resorte, y aquellos labios sensuales que parecen exhalar un halo acogedor lanzan un beso furtivo.

Al entrar en la cama mi chico me abraza para hacer “la cucharita” Estoy alterada porque huelo a ella y pienso que él lo podría oler también. Todo lo que nunca creí que pudiera pasar ha pasado, todo lo que creía cierto ha dejado de serlo y de nuevo se repiten aquellas palabras que decía mi madre: “nunca digas de esta agua no beberé”

Despierto al día ...