1. Orgasmos Turbios [6]


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: CVelarde, Fuente: TodoRelatos

    ... estado de coma, Eloína? —preguntó la tal Esmeralda.
    
    —¿No lo ves? —respondió la tal Eloína con brusquedad—. No hagas preguntas idiotas y avisa a los señores.
    
    ¿Había entendido bien?, ¿la chica joven había empleado la frase «estado de coma»? ¿Otra vez la tal Eloína había hecho mención a los «señores»? ¿Cuáles «señores»?
    
    Me agité y sentí una punzada en el pecho. Luché por incorporarme pero no sentía la mitad de mi cuerpo, aunque progresivamente iba reconociendo cada músculo. Por lo menos pude mover la cabeza hacia la izquierda, donde me encontré con un gran ventanal que tenía las cortinas corridas. Por allí se filtraba una lluvia de luces externas que penetraron en mis pupilas con tormento.
    
    «¡Mierda!» parpadee.
    
    Quise abrir la boca para decir algo, pero todo me seguía dando vueltas y vueltas. Puse atención cuando escuché que la chica salía y… no sé cuánto tiempo después, regresó, diciendo:
    
    —Eloína; el doctor Enríquez vendrá pronto, y a los señores no los he podido localizar.
    
    —¿Ni a la señora? —preguntó la mujer madura.
    
    —A ninguno —aseveró la chica.
    
    ¿A quiénes se referían cuando decían «los señores»? ¿Con lo de «señora» se refería a mi mujer? Porque sí… lo recordaba. Yo tenía una esposa. Yo tenía un hijo. Yo tenía un hermano. Esposa. Hijo. Hermano. Hijo. Esposa. Hermano. Hermano. Hijo. Esposa.
    
    La languidez del cuerpo se apoderó de mí, una horrible punzada en la cabeza me petrificó y de nuevo perdí la noción del tiempo.
    
    Podía percibir que alguien movía mi cuerpo. Sentí algunos pinchazos en partes que no reconocía. Luego esa boca seca. Esa garganta agria. Esos ojos pesados. Ese cuerpo convertido en plomo.
    
    «¿Dónde estoy?» pregunté, sin darme cuenta que esa voz sólo se oía en mi cabeza. Me sentía incapaz de reproducirla en alto, aun si antes lo había podido hacer.
    
    «¡Alguien me oye! ¿Dónde mierdas estoy?» Deduje que aquél no era un hospital, porque recordé que cuando abrí los ojos había visto un color gris en las paredes que no concordaban con esos lugares. Había visto un gran ventanal. Un sofá delante de él, con ropa doblada por montones. Vi un mueble con libros. Vi cuadros abstractos y toda clase de artilugios impropios de los hospitales.
    
    Pero de todos modos no logré entender mi situación.
    
    No sé si pasaron horas o sólo minutos, lo cierto es que cuando pude abrir los ojos nuevamente me encontré con esa misma habitación. Mi cabeza sí que podía moverla, aunque seguía lo bastante recostado como para percibir mi entorno un poco más. Lo poco que podía mirar me trajo vestigios de mi antiguo cuarto. La recámara matrimonial. Sólo que ahora algunos muebles estaban cambiados de lugar, como los burós y el tocador de Thelma, pero sin duda era mi cuarto, aunque le habían hecho algunas reformas. ¿Quién mierdas había puesto ese color oscuro en el muro frontal? ¿Por qué el techo y los muros laterales eran grises?
    
    —Puto mal gusto —dije al tratar de incorporarme.
    
    La saliva al tragarla era muy amarga y seca. Los ojos me ...
«1234...9»