1. Violeta 8


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Incesto Intercambios Autor: Gomarana, Fuente: SexoSinTabues30

    ... creí ni creo en la telepatía, pero luego de acoplarnos y que la trigueña girara su cuello para encontrarse con mis ojos, estuve cerca de creerlo. Con esos relámpagos verdes, cargados de lujuria y horadándome la existencia, dentro de mi mente con claridad escuché un ruego: “Por favor muévete, anda.” No sólo era porque su deseo estaba totalmente rebasado y estuviéramos habituados a que ella me suplicara, también era la imposibilidad de moverse al estar atravesada por nosotros, lo que urgía su imploración.
    
    Empecé lento, esa era mi ventaja, pues deseaba sentir cada borde en el pene de Noé y que Vania sintiera que nuestras vergas se frotaban lentamente por entre sus conductos.
    
    – ¡Aaah…Dios mío…! – se le escapó entre gemidos a Vania que en ese momento ya parecía iba a perder el reto.
    
    – ¡¿Estás bien…mami?! – le preguntó Noé entre preocupado y excitado. Vania lo sujeto de la nuca y encorvándose lo más posible, beso al niño apasionadamente para responderle afirmativamente. Durante ese largo rato que mantuve el ritmo lento, ambos jadeaban entre besos. Aumenté el ritmo pausadamente, aunque cada vez con mayor intensidad, la presión que sentía a lo largo y ancho de mi verga, ya era inaudita. Entre el pequeño y duro falo de Noé y la estrechez de Vania no podría aguantar mucho más, ya me daba igual el castigo que pudiera venir. Tenía a la trigueña prendida de las caderas, mas decidí cambiar de agarre hasta su cintura, mi intención era que se sentara por completo en su hijo, pues estaba a punto de embestirla furiosamente y no quería que el pene de Noé se desatorara de su vagina.
    
    – ¡Oh sí, así… más fuerte Tristán… no pares! – gritó Vania, mientras la bombeaba con demencia casi absoluta.
    
    – ¡Mamá… no puedo más….! ¡Mmmmpgh… me vengo….!
    
    – ¡Sí amor… ven aquí! ¡Deja que venga tu leche…aquí!, ¡aquí dentro déjala…!
    
    – ¡Perdí… Mami! ¡Ya no pued… aaaaghh! ¡Ya perdí…aaaagh! ¡Ya…aagh!
    
    – ¡Eso no importa…aaah! ¡No impor….tamor! ¡Yo también pierdo contigo…aaah!
    
    Las palabras entre calentura y cariño que le gemía a su hijo, al tiempo que la embestía con todas mis fuerzas, no ayudaron a contenerme, lo que hizo imposible saber quien había ganado o quien perdido. Grandes chorros de semen fueron a estrellarse contra las paredes intestinales en el fondo de su recto, ella no podía controlar más sus espasmos, seguramente ahogando con los fluidos de su venida, la pequeña verga del nene. La abracé por la espalda, en el instante en que ella lo hacía con Noé, levantándolo un poco. Nos quedamos así por algunos minutos, hasta que sentí mi pene perder forma y deslizarse fuera del lindísimo ojete de la trigueña, como si fuera un gajo de mandarina.
    
    – Eso estuvo increíble… – murmuró Violeta, de quien me había olvidado por completo. – … me han dejado muy caliente. – dijo sentándose en el borde de la cama junto a Noé. – Solamente existe un problema… – continuó. – … los tres se corrieron al mismo tiempo. Tendremos que ponernos castigos entre todos. – concluyó acostándose ...