1. Madre e hija, de tal astilla, tal palo


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... señor Paco —murmuró Dolores muy bajito, de un modo casi ininteligible.
    
    —¡Más alto, que no se oye!
    
    —No, señor Paco
    
    Por un momento me dio la sensación de que le iba a dar un ataque. Estaba roja como un tomate y sudando a mares. El canalillo estaba brillante. Entraban ganas de pasar le lengua e hincar el diente en sus preciosas domingas. Decidí continuar con la directa.
    
    —Pues eso es lo que quiero, Dolores. Darte por el culo.
    
    Esta vez la buena mujer abrió los ojos como platos sin saber si lo que estaba oyendo era real o se trataba de un sueño, mejor dicho, de una pesadilla. Miró por un momento a si hija para ver que todo era real. Ésta, en lugar de darle un pellizco para despertarla, la sacó de su ensimismamiento con brutalidad.
    
    —Mamá, creo que Paco te quiere follar el culo.
    
    La pobre mujer seguía sin reaccionar. De modo que intervine antes de que le diera una apoplejía.
    
    —A ver Dolores —empecé en tono conciliador—, sé que te ha sorprendido lo que he dicho, pero tampoco es ninguna barbaridad. Igual no te has enterado o ni lo sabes, pero eres un cañón de tía. Si me apuras, me gustas más que tu hija, aunque todavía no eres tan guarra como ella. Todo llegará. El caso es que me fijé en ti, en tus tetas y en tu culazo el primer día que fui al restaurante. Y está claro que el pobre mindundi de Marcial, no te merece, ni te da lo que necesitas. Poco hombre para tanta hembra. Una jaca como tú debería ser patrimonio de la humanidad. Bueno, la humanidad es mucha gente, me basta con que seas patrimonio mío —Dolores parecía que estaba siguiendo mi razonamiento, pero no lo tenía claro. Sabía que oía mis palabras, pero no estoy seguro de que las escuchase. En cualquier caso, continué.— La cuestión es que la única forma de que no acabéis de patitas en la calle, escúchame bien, ¡la única!, es dejarme que te desvirgue ese culito tan apetecible que tienes. Bueno, y hacer algunas cosillas más. Pero reventarte el ojete será la guinda. Si accedes, y ya verás como no te arrepientes y lo disfrutas, no tendréis que pagar nada de renta extra e incluso, si me dejas bien contento, igual os bajo algo que alquiler actual.
    
    Dejé que asimilase mis palabras. Vi como miraba a su hija y ésta le decía bajito «luego lo hablamos, mama».
    
    —No hace falta que me contestes ahora —concluí—. Puedes pensarlo unos días. Pero no tienes una eternidad. El próximo martes, a esta hora te espero. Bueno, a las dos, tú hija vendrá contigo. Ella te indicará cómo tienes que vestirte y prepararte para el espectáculo. O vienes con la pasta, o dispuesta a follar. La tercera opción es esperar que os ponga de patitas en la calle, al calvo de tu marido y a ti. Por Eugenia no es preocupéis. Para ella siempre tendré un hueco en mi cama.
    
    Minutos después, todavía en shock y medio atontada, Dolores salió de mi apartamento acompañada de su comprensiva hija.
    
    5.
    
    Una semana después.
    
    Cuando Eugenia le abrió los cachetes del culo a su madre y metió su carita entre aquellas nalgas, la ...
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