1. Madre e hija, de tal astilla, tal palo


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... entre tímida y asustada, me dio un morbo impresionante.
    
    Las senté en el sofá, una junto a la otra, y repantingado en el sillón frente a ellas las estudié a fondo. La hija, bien cómoda con las piernas sobre el sillón, haciendo globos con el chicle que mascaba. La madre, erguida, tensa y nerviosa, sin saber muy bien qué estaba haciendo allí.
    
    Pensé en jugar un rato al gato y al ratón con la madre, por divertirme, más que nada, pero al final decidí ir por el camino directo y le expuse a Dolores las condiciones que esperaba para no ejecutar ese desahucio que tanto la atemorizaba si no cumplían con el nuevo contrato:
    
    —Bueno, Dolores, me alegro de verte por aquí. Supongo que tu hija te habrá contado que estoy pensando en subiros un poco el alquiler. No hace falta ser un lince para ver lo bien que os van las cosas con el negocio. De modo que creo que me merezco ser partícipe de las vacas gordas, ¿no? —mientras hablaba, Dolores permanecía callada y en tensión, sin tener muy claro que actitud tomar. Pequeñas gotas de sudor empezaban a formarse en su frente y el canalillo se notaba brillante por la transpiración. La imagen empezaba a obrar efectos en mi entrepierna, algo que, con toda seguridad, no podía pasar desapercibido para ambas mujeres.
    
    —Se… señor Paco, en realidad tampoco es que vaya tan bien… —Dolores empezó a buscar una forma de evitar el martillo pilón que le iba a caer encima, pero yo no estaba para divagaciones y la corté con brusquedad:
    
    —A ver Dolores, no me cuentes tu vida. Está muy claro lo que hay. Tenéis pendiente una subida del treinta por ciento del alquiler, como le dije a tu hija que os contase, o si no ejecutaré el lanzamiento y os pondré de patitas en la calle en menos que canta un gallo. Tengo buenos contactos con el juez y no os vais a librar de ningún modo. No reunís ninguno de los requisitos de familia vulnerable, ni mierdas similares.
    
    A todo esto, Eugenia escuchaba con una cínica mirada lloriqueante, aunque yo sabía que se estaba descojonando por dentro. Formaba parte del plan para ablandar a su madre.
    
    —¿No… no hay alguna forma…? ¿No hay modo de rebajar o retrasar la subida? —insistió Dolores, gimoteando. ¡Joder, qué ganas me estaban entrando de regar esa cara de leche!
    
    —¿A ti te han dado por el culo alguna vez? —la pregunta, así a bocajarro, dejó a Dolores boquiabierta y sorprendida. Como es lógico, no se la tomo como algo literal, que es lo que era, sino como una metáfora.
    
    —¡Señor Paco, qué bruto es usted! Siempre hay algún cliente que se pone pesado y esas cosas, pero…
    
    —No, Dolores, no. No me has entendido. Te he preguntado si te han dado por el culo alguna vez. Si te han follado el culo, vamos.
    
    Roja como un tomate, Dolores, se quedó cortada y muda. Eugenia contemplaba a su madre mientras se mordía los labios para evitar que se le escapase la risa. Estaba disfrutando como una loca, menuda pervertida.
    
    —¿Qué pasa? ¿Se te ha comido la lengua el gato? —insistí— ¡Contesta, coño!
    
    —Nnno… no, ...
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