1. Madre e hija, de tal astilla, tal palo


    Fecha: 24/07/2019, Categorías: Incesto Autor: Schuko, Fuente: TodoRelatos

    ... ojete. Al final, no obstante, todo llega y tres meses más tarde, se acomodaba en la cama de matrimonio de sus tíos (la tía Rosa había ido a un viaje del Inserso con unas amigas). A cuatro patas, mantuvo los cachetes del culo bien abiertos con sus manitas, para que la gruesa tranca del viejo se abriera paso por su culo, perfectamente lubricado.
    
    Haciendo honor a la verdad, diremos que al ancho rabo del tío Marcos le costó algo adentrarse en el ojete de su sobrina. Aunque estaba acostumbrada a las penetraciones por la puerta trasera, las pollas que la habían visitado eran algo más discretas (y menos ansiosas) que la de viejo. Por lo tanto, no todos los quejidos, grititos y gemidos de la joven aquel día eran fingidos. Y, superadas las primeras molestias, ciertamente disfrutó con aquel polvo.
    
    Pero no bastó como para no mandar al tío a tomar por saco poco después. Ya tenía lo que quería, sus tetas nuevas y había llegado el momento de ir buscando nuevos horizontes. Era demasiado joven para atarse a un vejestorio como aquel en una relación que no tenía demasiado futuro.
    
    El viejo no se lo tomó muy bien. Amagó con buscarle la ruina, suicidarse y un par de chorradas más que Eugenia sabía que no tenían sentido. No iba a echar a perder su vida por un encoñamiento de ese calibre. Así y todo, la chica, que a pesar de ser una especie de alacrán malvado tenía algo de corazoncito, se apiadó del viejo y, en honor a sus nuevas tetas, le puso en bandeja una amiga que conocía de instituto que era bastante de su estilo. La chica, bastante buenorra, aunque algo menos opulenta que ella, era conocida como la «sí a todo», por razones obvias, y aceptó el trato de cepillarse y desplumar al viejo en la medida de lo posible en cuanto Eugenia se lo planteó. «¿Cómo sueltas ese chollo?», le preguntó, asombrada. «Nada, cosas mías», fue la lacónica respuesta de Eugenia.
    
    Y, claro, el tito Marcos, al ver aquella nueva ninfa con cara de angelito que le chupaba la polla aleccionada por su sobrina, adoptó aquel proverbio tan clásico de que «un clavo saca a otro clavo» y dejó volar libre a Eugenia para centrarse en su nueva putilla.
    
    4.
    
    Espero que la anterior historia sirva para saber qué tipo de chica era la hija de mis inquilinos. Aunque esta vez había encontrado en mí un alma gemela. Nos íbamos a llevar muy bien. Y tanto que sí.
    
    Después de escuchar atentamente sus peripecias familiares y la bonita historia del origen de sus tetas recauchutadas. Eugenia observó que mi polla volvía a estar en forma, por lo que me recompensó con una cubana combinada con mamada que me volvió secar los huevos al tiempo que regaba su jeta de múltiples goterones de leche, que ella celebró con entusiasmo.
    
    Tras aquel primer polvo con Eugenia, llegamos a un acuerdo amistoso por el que le dejaba quedarse con la pasta del sobre de dinero negro que me entregaba de su padre. De ese modo, además de ser mi guarrilla privada, se convertía en cómplice de la extorsión a su viejo.
    
    Se inició ...
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