1. Las noches de Green City – Capítulo 2


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Hetero Lesbianas Autor: Bardric, Fuente: SexoSinTabues30

    ... que entraba. Cuando noté que esta se hinchaba en mi interior le dije entre gemidos:
    
    – ¡Córrete! ¡Córrete dentro de mí! ¡Lléname!
    
    No me respondió, pero un solo vistazo a sus ojos me dejó claro de que no tenía ninguna intención de sacármela. Con un último envite, me la clavó hasta el fondo y comenzó a correrse. Sus gemidos iban acompañando al calor de su semen entrando en lo más profundo de mí. Una sensación aún más cálida me llenó al sentir como su esencia vital entraba en mí a la vez.
    
    Se agachó sobre mí y me besó, esta vez algo más dulce y delicado que antes, pero con la misma pasión. Poco a poco, sentí que su polla se iba deshinchando dentro de mí. Se apartó, quedando acostado a mi lado. Me giré hacia él, acariciándole el pecho.
    
    – ¿Aún puedes un poco más? – le dije con voz melosa y poniéndole morritos. – Dame unos segundos. – me respondió, pasando un brazo bajo mi cabeza y acariciándome la espalda.
    
    Con una ligera sonrisa, bajé hasta su cadera para encontrarme con su flácido pene. Lo masajeé con una mano y, cuando ganó un poco de firmeza, me lo metí en la boca. Se fue hinchando mientras lo chupaba y sólo lo deje salir cuando estaba completamente erecto.
    
    Me subí sobre él, colocándome a horcajadas sobre su cadera. Orienté su polla hasta mi coño y me senté, clavándola hasta el fondo. Botar sobre su polla no era tan fácil como había pensado. Al estar la cama empotrada en la pared, el techo lo tenía bastante bajo y me daba fácilmente con él al subir. Tuve que echarme hacia delante y follármelo subiendo y bajando la cadera solamente.
    
    En esta posición, mis tetas quedaban casi en su cara y, con sólo incorporarse un poco, comenzó a lamer y morder mis pezones. Pasaba de uno a otro dejando un reguero de saliva con su lengua a su paso.
    
    Tras unos minutos, me abrazó por la cadera y empezó una serie de penetraciones muy rápidas. No grité de placer porque había sellado mi boca con sus labios y su lengua me la invadía. Siguió así durante diez minutos en los que encadené tres orgasmos seguidos hasta que me la clavó con un potente envite y se volvió a correr dentro de mí.
    
    El calor de su semen y su esencia invadiéndome, desencadenó en mí un cuarto orgasmo que me dejó rendida. La fuerza me falló y me quedé tumbada sobre él, con la cabeza apoyada en su pecho y su polla aún dentro de mí. Sin darme cuenta, me quedé dormida.
    
    Todavía era de noche cuando me desperté. Ambos seguíamos en la misma posición y, por cómo subía y bajaba su pecho, él aún respiraba. De la manera más sigilosa que pude, salí de entre sus brazos y me levanté de la cama. Él simplemente se dio la vuelta y siguió durmiendo.Me metí al baño y comprobé que aún no había cambiado. Mis ojos seguían rojos, los dientes seguían estando largos y afilados, la piel aún tenía ese tono más oscuro y, lo que es peor, entre el pelo podía notar los dos pequeños bultos que hacían mis cuernos. Nunca había perdido tanto el control sobre mi cuerpo. Poco a poco, fui cambiando todo para que nada ...
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