1. Las noches de Green City – Capítulo 2


    Fecha: 30/11/2022, Categorías: Hetero Lesbianas Autor: Bardric, Fuente: SexoSinTabues30

    ... daba crédito a lo que estaba pasando. Nos habíamos besado, no debería de tener ningún tipo de voluntad a no ser que fuera un ángel, pero ningún ángel habría bailado ni se habría dejado besar por una súcubo. Lo seguí entre la gente y lo vi saliendo por la puerta.
    
    Al salir del bar, él ya estaba cruzando la calle hacia el parking. Corrí detrás de él, alcanzándole cuando ya estaba abriendo la puerta de un coche.
    
    – Elías, espera. Espera un momento. Yo… – ¿Qué? – Yo… – Mira, mi novia me puso los cuernos. Tú y yo follamos y después desapareciste. No quiero volver a sentirme utilizado, ¿vale? – Vale, lo siento. Es solo que… Me gustaste bastante y me dio algo de miedo, por eso me fui. Yo no soy de relaciones largas y verte hoy me ha sorprendido bastante, y… No sé. Quizá podamos ver cómo va. – ¿Cómo va, qué? – Tú y yo. – ¿En serio?
    
    Asentí mientras sacaba el móvil y hacía como que enviaba un mensaje a alguien.
    
    – Le he dicho a mi amiga que me iba con alguien. – Muy bien, sube.
    
    Durante el trayecto a su casa no hablamos demasiado. Él era informático, desarrollador de software para una empresa bastante conocida. Yo le hablé poco de mí, no quería arriesgarme demasiado con él. Le conté que trabajaba de cantante en un par de locales sin llegar a darle el nombre de los sitios. Como no quería hablar de más por si algo se torcía, en el ascensor de su edificio me abalancé sobre él, dándole un intenso morreo. Él intentó apartarme un poco al principio, pero enseguida se dejó llevar. Entre besos llegamos a su apartamento.
    
    Era más pequeño de lo que me había imaginado que sería cuando me había dicho de qué trabajaba, pero al menos tenía una cama. Me encaminé hacia ella mientras desanudaba mi vestido. Una vez suelto, este cayó hasta el suelo, dejándome solo con un tanga. Le miré por encima del hombro, mordiéndome el labio y poniéndole una de mis más sugerentes miradas.
    
    Llegué hasta la cama y subí una rodilla. Echándome hacia delante, apoyé las manos sobre el colchón y eché la cadera hacia atrás, sacando culo. Volví a mirarlo y no podía sacar los ojos de mí. Desde su posición podía ver el pequeño bulto que intentaba tapar el tanga y como este se perdía entre mis nalgas. Él se acercó a mí hasta que su cadera chocó con mi culo.
    
    Pasó una mano por mi costado, subiendo hacia mi pecho hasta agarrarme una teta. Con sus dedos jugaba con mi pezón. Me plantó un ligero beso en el cuello y, agarrándome por el pelo, giró mi cara para llegar hasta mis labios. Nuestras lenguas se encontraron en el aire y nos fundimos en un caliente beso.
    
    Bajó, dándome besos y lametones a lo largo de la columna, hasta llegar a mi culo. Me bajó el tanga hasta las rodillas y, con las manos en ambas nalgas, enterró su cabeza en mi coño. Su lengua lamía cada pliegue, buscando una manera de meterse en mí. Al final lo consiguió, clavándome la lengua en mi interior, como si de una polla se tratase. La verdad es que Elías no tenía nada que envidiarle a la señorita rubia del bar.
    
    El ...
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