1. Aromas de mi hija.


    Fecha: 01/11/2022, Categorías: Fetichismo Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... escuche preparándose para orinar, la imagino bajándose los ajustados leggins, el sonido del asiento del inodoro, baja sus bragas (¿De qué color serán?), se sienta, luego viene ese trino celestial, un preludio de acústica perfecta, el chorro de orina que sale de su coño lleno de vellos se transforma en una sinfonía a mis oídos, gota a gota, chorrito a chorrito, es música del paraíso para mi verga que vibra con esos acordes divinos, después se detiene y me habla:
    
    —Papi … ¿deveras no te repugna la idea de mi orina? …
    
    —No, hija … no me provoca ninguna tirria … me vuelve loco … sé que soy un cerdo … muy educadito y de buenas maneras … pero un cerdo al que le gusta el olor a pipi …
    
    —Entonces abre la puerta y entra …
    
    No lo puedo creer, en una fracción de segundo abro la puerta y me la encuentro sentada en el inodoro, apoya sus codos en sus muslos, sus bragas blancas con una halo amarillento en el centro están arremangadas en sus tobillos, los vellos de su coño son visibles. Me quedo esperando que tenga que decirme:
    
    —Entonces eres un cerdito … pero muéstrame que tanto … si te dijera que pongas la mano ahí abajo mientras meo ¿eso no te daría asco? …
    
    No le respondo absolutamente nada, solo me arrodillo lentamente y meto mi mano entre sus piernas dentro del inodoro. Sus ojos brillan, nos miramos y veo que ella está nerviosa, no sabe si reírse o qué. Entonces un tibio chorrito me baña la mano. Un goteo continuo y cálido sale de su coño melenudo y salpica mi mano para luego caer en el agua. Muevo mis dedos como acariciando su orina templada, la habitación se llena de su aroma. Cuando caen las últimas gotas, me atrevo a estirar un dedo y tocar los labios de su coño, están mojaditos.
    
    —¡Guau! … ¡Quien lo hubiese dicho! … ¿Te gusto? …
    
    —¡Oh!, hija … estoy encantado … mira lo feliz que me has hecho …
    
    Me levanté y le hice notar el enorme bulto de mi pija enjaulada en mis boxers, ella pasó su mano sobre la tela acariciando mi verga endurecida.
    
    —¡Uy! … como está duro, papi … y ahora, ¿Qué hacemos? …
    
    —No lo sé tú … pero yo me iré a casa a descargarme toda esta tensión …
    
    —¿Te vas a ir a masturbarte? …
    
    —¿Y tú qué crees? …
    
    —Papi, mi marido hace dos semanas que está en ejercicios navales con los americanos y no regresará hasta fin de mes …
    
    —¿Es eso mucho tiempo para ti? …
    
    —Papi … me estoy volviendo loca … tengo unos deseos locos de follar … mis hormonas han enloquecido con este embarazo y me masturbo hasta cuatro veces en el día … por eso la casa está tan desordenada …
    
    —¿Con tus juguetes? …
    
    —¿Y tú cómo sabes que tengo juguetes? …
    
    —Estaban al lado de la caja de herramientas … y olían deliciosos …
    
    —¿Has olfateado también aquellos? …
    
    —¿Y qué querías? … Estaban ahí …
    
    —Papi … te estoy diciendo que estoy sin marido y con ganas de follar … pero no con los juguetes …
    
    —¿Quieres decir? … haber … ¿Qué quieres decir? …
    
    —Que me podrías ayudar … ya no puedo embarazarme más … pero tengo ganas … tu sabes …
    
    —Qué tu ...
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