1. Aromas de mi hija.


    Fecha: 01/11/2022, Categorías: Fetichismo Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... palabras, mi subconsciente hacía sonar trombas y tambores de guerra sexual. Traté de mantenerme de espaldas a ella para ocultar el bulto en mis pantalones.
    
    —Está es la porquería que ya no funciona y no sé que le ha sucedido, papi …
    
    Resta erguida con sus piernas ligeramente abiertas y los labios de su chocho separados por la estrecha prenda de vestir.
    
    —Bueno … dime cuál es el problema …
    
    —Ahora te mostraré …
    
    Se gira y se agacha mostrándome la lavadora, no puedo dejar de admirar sus redondas nalgas y sus muslos exquisitos, la ajustada prenda está incrustada en medio a sus glúteos que me parecen unos invitantes cojines donde apoyar mi cabeza y adormecerme, podría meter mi nariz en medio a esos dos globos e inhalar el aroma de mi hija.
    
    Desde el estéreo se escuchan los sones de Daddy Yankee queriendo más gasolina, jamás entenderé ese pegajoso estribillo, pero tiene ritmo y eso no se puede negar. Vuelvo a concentrarme en el culo de mi hija mientras ella me muestra las funciones de la lavadora, la que parece no funcionar correctamente.
    
    Se gira a mirarme y me sorprende mirando el baño.
    
    —¡Oh!, papá … esta todo en desorden … lo sé … pero con la lavadora mala no he podido lavar y ordenar este desastre … ¿puedes perdonarme? …
    
    Miro las prendas esparcidas al lado del aparato roto. Camisetas, sábanas, fundas, toallas, algunas blusas y un tesoro enterrado en medio a esa pila, las bragas de mi hija con algunos sostenes, mi ojo experto inmediatamente los detecta. Hay de varios tipos, muchos de ellos de simple algodón, colores blancos, negros, rojos, algunos con dibujos de animalitos, otros con florcitas, otros con bordes de fino encaje, también unas diminutas tangas que imagino no cubran todo el coño de mi hija, también hay un par de calzones blancos pasados de moda.
    
    Me viene de pensar que ésta es una obra deliberada de ella, quizás quiera probarme, pero luego desecho la idea, probablemente ni siquiera se ha dado cuenta de la deliciosa trampa en que me ha metido. Su rostro se ruboriza cuando me ve observando la variada cantidad y modelos de sus calzones. Verosímilmente no pensó que sus bragas pudiesen tener algún atractivo para mí, tampoco pensó que me pudieran molestar, pensó que quizás me habrían resultado del todo indiferentes. Llama mi atención diciendo:
    
    —Mira papi … el cordón está enchufado … pero giro el rotor para accionarla y no sucede nada … ¿ves? … no hace nada … no sé que le sucede a esta cosa …
    
    Me siento en el suelo más que nada para ocultar mi erección, abro la caja de herramientas y le pido de desconectar el aparato para revisarlo, ella lo hace y me dice:
    
    —¡Ay!, papi … tengo la olla puesta y estoy cocinando … ¿puedes quedarte solo? …
    
    —Pues anda a cocinar … yo me las puedo arreglar aquí con el aparato este … pero no te puedo garantizar de que lo repararé …
    
    —Papi, no te preocupes … el hecho de que estés aquí para ayudarme ya es una cosa valiosa …
    
    Sale del baño girando su abultada panocha y meneando ...
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