1. Aromas de mi hija.


    Fecha: 01/11/2022, Categorías: Fetichismo Incesto Autor: Juan Alberto, Fuente: SexoSinTabues30

    ... rayita blanca es el mudo testigo de que el coño de mi hija estuvo realmente aprisionado por esa delgada tela trasparente, ha dejado una huella indeleble, no sé que cosa es, quizás semen de mi yerno, ella calzó sus bragas justo después de haber sido follada por él, o quizás sea solo fluido corpóreo de su ciclo en una jornada inusualmente agitada. ¿Quizás en el transporte publico ha visto a alguien que la ha hecho calentarse hasta el limite de humedecer sus bragas con fluidos? Pero en esas ajadas bragas negras, suaves y eróticas, hay indudablemente un puto reguero de sus secreciones, las acerco a mi rostro y antes de lamerlas, las huelo en delirio y fascinación. ¡¡Maldición!! ¡¡Cuánto me gusta oler las bragas de mi hija!! Tal cual lo hacía con mi mujer en esos días en que ella menstruaba, que olor más avasallador ¡¡Mi Dios!! Vuelvo a imaginar el coño peludo y mojado de secreciones de mi hija, cierro los ojos y me impregno de su olor, en mis sienes retumba la orden ¡¡Chúpalas!! ¡¡Muérdelas!! La idea de pasar mi lengua por el sitio donde ha estado el suave coño peludo de mi hija me vuelve loco. Estoy fuera de mí, mi razón obnubilada completamente.
    
    —¡¡Papi!! … Pero ¿¿Qué diablos estás haciendo?? …
    
    Absorto en mi perversión, no escuche que mi hija entraba al cuarto de baño y me sorprende con sus bragas bajo mi nariz. Me siento paralizado. Quisiera ser invisible. Me gustaría convertirme en el capitán James Tiberios Kirk y desvanecerme en el aire como en “Viaje a las Estrellas”. Pero estoy aquí como un bobo olfateando los calzones de mi hija. Me mira estupefacta con una mano cubriéndose la boca escandalizada y su concha hinchada bien apretada por los leggins grises.
    
    —¿Qué? … Qué, ¿qué estoy haciendo? …
    
    No la oí llegar, está descalza con una cuchara de palo en su mano y una ensaladera en la otra, sus ojos desorbitados me observan. Quisiera fuese una película cómica y decir algo hilarante y hacerla reír, algo que haga olvidar este mal rato. Pero sus ojos acusadores están sobre mí implacables y su coño apretado parece que me apunta directamente a los ojos.
    
    —¡Emh! … Hija … Bueno … yo …
    
    —¿Has estado oliendo mis bragas? … ¿Estas enfermo? … ¡¡Pareces un adolescente!! …
    
    Me siento un cretino con sus bragas negras aun pendiendo en mis manos, miro su preciosa figura enmarcada por la puerta. Permanezco en silencio, no tengo ni encuentro palabras para excusarme, restamos inmóviles a mirarnos con suspicacia, como dos felinos preparados para un ataque o una escapada. Pero no había escapatoria posible. ¿Qué hacer? ¡¡Mi Dios!! Mi cabeza estaba en blanco, no pensaba en nada, absolutamente en nada, pero instintivamente levanté sus bragas negras, estiré la parte acolchada que protegía su coño, esa con las manchas blancas, saqué mi larga lengua y las lamí. Mirándola intensamente a los ojos lamí sus bragas delante de ella, parsimoniosamente pasé mi lengua sobre esas manchas de fluidos. Mis ojos recorrieron su cuerpo y se centraron en el montículo ...
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